LA HUELLA PRIMIGENIA DE
ESTE IMPORTANTE TRAMO DEL CAMINO, SE HA VISTO AFECTADA POR ACTUACIONES
PÚBLICAS Y PRIVADAS QUE LA HAN BORRADO EN BUENA PARTE. LA CARRETERA NACIONAL
120 (N-120, LOGROÑO-VIGO), CON LA QUE INEVITABLEMENTE NOS VOLVEREMOS A
ENCONTRAR ANTES DE LLEGAR A SANTIAGO, HA SIDO UNA DE ESAS ACTUACIONES
PÚBLICAS; SU TRAZADO COINCIDE BASTANTE CON EL DEL PRIMITIVO CAMINO FRANCÉS.
LA CONCENTRACIÓN PARCELARIA, DONDE NO COINCIDÍA CON LA CARRETERA; LA OPORTUNIDAD
DE UNIR DOS FINCAS SEPARADAS POR EL CAMINO Y EL PURO ABANDONO DEL USO
DE TRAMOS A LOS QUE SE LES HABÍA QUEBRADO LA CONTINUIDAD Y HAN FINADO
EN INTRANSITABLES (MALEZA, TRONCOS CAÍDOS, ETC.) HAN HECHO EL RESTO.
El paso por montes comunales en los que la actividad agrícola no ha cambiado
el curso del camino, o por zonas urbanas en las que éste estaba relativamente
consolidado, son los trozos más genuinos que se conservan.
Esta situación había ocasionado que el Ministerio titular de la carretera
nacional reconociese en 1998, para el itinerario del que informamos, que
"el camino de Santiago lo constituye el arcén de la carretera N-120".
Al tiempo que advertía de la peligrosidad de su uso por los peregrinos;
circunstancia que aconsejó la creación de una senda peatonal para el Camino
de Santiago en los tramos que coincide con las carreteras de la red del
Estado. La necesidad ha sido cubierta por el Ministerio de Fomento, y
muy en particular los peregrinos con discapacidad se pueden beneficiar
de esta senda peatonal, que salvo en las zonas montañosas discurre paralela
a la N-120.
Las
principales guías del Camino, o bien no han tenido tiempo de recoger esta
realización del Ministerio de Fomento, o en aras de un laudable historicismo
siguen recordando los trozos de sendas jacobeas perdidas o los primeros
caminos alternativos que, por el forzado paso de los romeros, se están
consolidando en época actual. El Ministerio de Fomento ha justificado
su intervención, concluyendo: "La recuperación del Camino de Santiago
parece complicada, por lo que los proyectos redactados por esta Demarcación
de Carreteras no pretende modificar el Camino de Santiago y tener un protagonismo
en su definición, sino restablecer el uso peatonal más seguro frente a
vehículos que circulan por la N-120 y, desde luego, en el momento que
exista otra alternativa para el Camino de Santiago segura, digna y con
continuidad, estos caminos o sendas peatonales del Estado junto a la carretera,
pasarán a ser un mero camino de servidumbre de la carretera, perdiendo
la denominación de "Camino de Santiago"".
Hemos creído necesario dar esta explicación para ayudar a comprender las
circunstancias que han aconsejado la construcción de esta senda peatonal
que, en cualquier caso, nunca pierde de vista lo que queda cubierto o
aparente de la primitiva traza jacobea. Hoy, quienes van por la senda
peatonal, pueden tener la certeza de que sí están transitando por el Camino
francés.
Muy pronto vamos a ver la utilidad de esta senda, que nosotros, por obvias
razones, dados los destinatarios principales de esta guía, vamos a seguir.
Salir de Grañón y acertar a coger el Camino es cuestión de suerte.
Hay que ir por la calle Cuatro Cantones hasta casi el final del pueblo
y luego intentar descender fiándose de las flechas amarillas. El camino
vecinal enseguida se hace impracticable del todo; pertenece, por lo que
nos informan, a dos Juntas Administrativas, y una por otra (y aquí uno
se acuerda del expeditivo juicio de Dios que nos acaba de recordar la
Cruz de los Valientes), el camino sin arreglar.
A la mitad del trayecto, hasta el pueblo siguiente, Redecilla del Camino,
se encuentra la muga con la provincia de Burgos y aquí el cambio resulta
espectacular: aparece la célebre senda del Ministerio de Fomento con un
panel informativo en piedra. "Vd. está aquí", en el límite de La Rioja
y Burgos, y esculpido en la misma piedra el itinerario Redecilla del Camino
- Castildelgado. Estamos en alto y la senda, en buenas condiciones, que
se inicia franqueada por dos mojones con la vieira en negro, desciende
hasta la entrada de Redecilla del Camino por una plazoleta arbolada e
indicaciones de que estamos en el primer pueblo de la Comunidad de Castilla
y León, junto con otro panel informativo en piedra. El Camino atraviesa
la localidad y a su salida hay que cruzar con cuidado la N-120, seguir
adelante descendiendo un poco para pasar a la otra parte del río Reláchigo
mediante un pontón de hormigón a nivel (una riada ha desbaratado el paso,
pero como el agua es casi siempre muy poca, continua resultando practicable).
Sigue la senda paralela a la N-120, sin ninguna particularidad, salvo
lluvias fuertes que puedan deslavar la gravilla, o que no se cuide su
mantenimiento.
A los 2 Kms. se entra en Castildelgado. A su entrada existe otro
panel informativo en piedra que resulta útil por su claridad explicativa
del discurrir de la senda, que atraviesa el pueblo y sigue, sin solución
de continuidad, haciendo un pequeño desvío hacia la izquierda para penetrar
en Viloria de Rioja; desde esta cuna de Santo Domingo de la Calzada
bajamos otra vez hasta la misma N-120 (un panel de distancia nos indica
que a Burgos hay 52 Kms. y a Belorado 7).
La senda en dirección a Villamayor del Río está pegada a la N-120 y relativamente
en buen uso; algunos trozos de senda muy pegados a pequeñas ondulaciones
del terreno, y que presentan ligeras mordeduras, pueden ofrecer dificultades
a las sillas de ruedas.
En Villamayor del Río, donde nos mete la senda del Ministerio de
Fomento, la calle-camino es la calle Real. Las lluvias no han dejado bien
parada nuestra senda; a trozos aparece alguna piedra suelta, pero no hay
camino mejor. A 2 Kms., el acceso de Fresneña a la N-120 mediante una
raqueta, quiebra la senda que se recupera de inmediato y en parecidas
condiciones de conservación prosigue, muy pegada a la carretera, los 3
Kms. que la separan hasta Belorado, a cuya entrada hay que cruzar
con cuidado la N-120. El camino, tal como señalan las indicaciones, penetra
perpendicularmente en zona urbana por las traseras de una fábrica de muebles,
pero primero aparece el "Rincón del Peregrino", un apacible descansadero
poco antes del puentecillo sobre el "río" Verdeancho. Traspasándolo, y
guiados por las flechas amarillas, entramos en el barrio del Corro y llegamos
a la iglesia de Santa María. Cruzamos el Verdeancho y torcemos a la derecha
por la calle Mayor y, tras andar un breve trecho, nos desviamos a la izquierda,
que es la calle de Don Raimundo de Miguel (el del diccionario latino)
y por su continuación, la de López Bernal, que muere en la carretera;
al otro lado se inicia la calle Camino de Santiago que acaba en la N-120;
la cruzamos, con la prevención de siempre y, hacia la derecha, tras unos
metros que no suelen estar bien pero no es problema serio, aparece el
puente El Canto, aunque nosotros debemos utilizar la pasarela a él arrimada
aguas arriba, que tiene unos setenta metros de longitud y dos de anchura
y ha sido construida ex profeso para facilitar el paso de los peregrinos,
por lo peligrosos que resultaban para todos las estrecheces del puente
de El Canto.
A
la salida de esta pasarela, a la izquierda, se ve una gasolinera; la pasamos
y, sólo a unos pocos metros, se nos presenta el cruce de San Miguel del
Pedroso y, sin dejar la mano que llevamos, dirigirnos por un camino que
se inicia en el mismo cruce y que resulta francamente difícil para los
"motóricos", por las fuertes roderas que tiene, hasta Villambistia. A
poco más de la mitad del Camino, a unos 3 Kms., se encuentra Tosantos
(se conoce porque encima del farallón calizo que lo domina, y en él encastrada
se ve la ermita de la Virgen de la Peña) y a poco más de kilómetro y medio,
Villambistia, a donde hemos llegado pasando por la parte alta frente
a la iglesia hasta la ermita de San Roque y la fuente con cuatro caños;
a partir de ella el Camino de Santiago toma nombre, Camino Cotarro, con
unas características similares al que veníamos recorriendo, tierra y piedrecillas,
que nos acercan, tras recorrer poco menos de 2 Kms. a Espinosa del
Camino, cruzando la N-120 y entrando en el pueblo, la calle es camino
y solo queda éste, a la salida, en forma de pista de concentración parcelaria,
que con una ligera pendiente baja hasta un arroyo; una vez cruzado, se
inicia un suave ascenso por la pista de concentración hasta la colina
de San Felices. El trayecto que seguimos está descuidado (dicen que lo
van a reparar) y la subida ofrece dificultades serias para todos los que
tengan problemas de locomoción. Dejamos a la izquierda las ruinas del
ábside de San Félix de Oca y salimos por la misma pista a la carretera
nacional unos doscientos metros antes de la zona urbana de Villafranca
Montes de Oca. La carretera y el peregrino pasan por encima del río
Oca. Las primeras casas del pueblo están a 50 metros.
Desde aquí, por razones obvias, hay que olvidarse de atravesar los Montes
de Oca, al menos hasta Valdefuentes, 5,7 Kms. más allá. Sin embargo,
con un poco de cuidado (y no tanto cuando se ejecute la proyectada circunvalación)
es viable acercarse a la ermita de la Virgen de Oca y al pozo de San Indalecio,
buenos lugares de descanso y con antiquísima tradición jacobea.
El Camino por el Puerto de la Pedraja alcanza la cota de 1163 metros,
con descensos y ascensos difíciles, como el del arroyo Peroja.
Llega la pista forestal hasta Valdefuentes, donde hay un descansadero
con el nartex de una iglesia y el espacio arbolado de la fuente del Carnero.
El camino sube bordeando el nartex que resta de la iglesia, y los 6,5
Kms. que lo separan de San Juan de Ortega se recorren por otra pista forestal
que, si no ha llovido y no han ido a mayores algunas roderas, resulta
medianamente transitable, sin grandes sorpresas, hasta el mismo San
Juan de Ortega.
Intentar ir por el arcén a lo largo de la N-120, en este tramo del Puerto
de la Pedraja, con silla de ruedas u otras dificultades locomotrices,
es una temeridad.
Desde la salida de San Juan de Ortega, atravesar la Sierra de Atapuerca
por cotas superiores a mil metros y mal camino, tampoco parece la opción
mejor para todos, por lo que hay que escoger, dentro de las tres rutas
que se indican, a poco más de cien metros de la salida del monasterio,
la de la remozada carretera local que conduce a Santovenia de Oca, a donde
se llega tras 3 Kms. de recorrido que serían recomendables para todos
(no hay subidas ni bajadas apreciables) si en algunas curvas se tomasen
las precauciones precisas, ya que esta carretera local no dispone de arcén.
Nada
más pasar Santovenia, a la izquierda, un poco en alto, se ve la N-120
y en su lado meridional reaparece la célebre senda del Ministerio de Fomento,
ahora flanqueada por dos pequeños mojones con la vieira, al objeto de
que no sea transitada por vehículos, y que no nos dejará de prestar servicio
hasta las proximidades de Burgos.
Enseguida alcanzamos Zalduendo, donde la senda pasa al otro lado
de la carretera; hay breves subidas y bajadas. Vuelve a la parte sur de
la N-120, poco antes de atravesar una curva donde están los restos de
unos arcos del antiguo ferrocarril minero; debajo de uno de estos transcurre
la senda. A la izquierda, un destacamento militar y, en cuanto llueve,
en la campa desarbolada se ve gente intentando localizar setas de cardo.
Desde Ibeas de Juarros, por la mano derecha se atraviesa una zona
urbanizada; como regla, los bordillos tienen rebajes para sillas de ruedas.
Hasta el centro de Burgos hay 14 Kms. El primer pueblo, sin perder la
mano, es Castañares; pasarlo no ofrece dificultad. La acera, con una protección
metálica en la travesía de la carretera, aunque parece estrecha, sí
permite el paso de una silla de ruedas. Se sigue y hay que salvar la interrupción
de la senda por la infraestructura del acceso a una autovía y aunque aquí,
frente al Soto de Castañares, termina la senda, su continuidad la cumplen,
sin solución de continuidad, las aceras del polígono industrial de Villayuda,
paralelas a la N-120; la mayoría tienen rebajes en los bordillos. En la
zona de Villayuda o La Ventilla, la calle Real conducía, utilizando un
paso inferior, al barrio del Capiscol, pero se encuentra poco practicable
(escombros, charcas), por lo que no queda otro remedio que volver a la
familiar N-120.
Algunos peregrinos, en particular los alemanes, están cogiendo la costumbre
de adentrarse, girando 90 grados en el pueblo de Villayuda, para, tras
pasar el cauce molinar y las traseras de una planta de hormigonado, acercarse
a la vega del Arlanzón, cruzando el río por un puente peatonal (recién
bautizado como Puente Azul) para llegar a la zona de Fuentes Blancas,
muy arbolada y todo un paseo sin perder sombra y sin edificaciones hasta
Burgos.
Volviendo al itinerario que traíamos, la zona industrial acaba nada más utilizar
el paso inferior que tiene la N-120 (las aceras, aunque estrechas, sí permiten
el paso de una silla de ruedas). Seguimos por lo que antes se llamaba Carretera
de Logroño y ahora Avenida de la Constitución, en la que como norma, sí existen
los oportunos rebajes en las aceras. Llegamos al comienzo de esta avenida
y cruzando la Glorieta de Logroño en la calle Vitoria, por detrás de una gasolinera
y de la Telefónica, nos situamos en el antiguo Camino de las Calzadas, por
la calle de Obdulio Fernández y, frente a la calle de la Tesorera y traseras
del Colegio de las Madres Concepcionistas, dirigirnos, cruzando la Avenida
de Cantabria, a la calle de las Calzadas. Recto hasta la iglesia de San Lesmes,
calle de San Juan, de Avellanos y de Fernán González por encima de la catedral.
Al final de la calle Avellanos, antes de seguir por la calle de Fernán
González, a la derecha en un recuesto urbano empinado (entre los cambios
en la rampa primera y escalones diversos hay un total de 41 escalones),
la iglesia de San Gil cuya visita hemos recomendado. La dificultad de
accesos se salva en buena parte pasando bajo el arco de igual nombre,
y a la derecha, junto al cubo de San Francisco, penetrando por un pasaje;
bordillo bajo y cinco cómodos escalones nos llevan al atrio de la iglesia,
introducirnos en su interior exige salvar otros cinco escalones pero
merece la pena.
Regresando a la calle adoquinada de Fernán González, su recorrido solo
ofrece alguna dificultad en la zona que se inicia, coincidiendo con
la subida desde la Llana de Afuera, a la altura de la catedral, en que
el suelo pasa a ser de morrillos y las aceras se estrechan obligando
a transitar por la calzada, con canto rodado como acabamos de decir,
incómodos para los motóricos.
La visita a la catedral (para la que habrá que partir desde la parte
en llano), antes muy difícil para las personas con discapacidad, se
ha visto facilitada al máximo; se acaba de abrir un acceso por la parte
más baja de la galería abalaustrada que da a la plaza principal de Santa
María. Hay que avisar a los encargados de la taquilla en la sala de
recepción de San Fernando (al nivel de la plaza del mismo nombre) para
que abran la puertecilla entre la capilla de Santa Tecla y la del Santo
Cristo.
Si luego los motóricos desean visitar el claustro bajo, tienen que regresar
a la plaza de Santa María, plaza de San Fernando, y desde la sala de
recepción pueden iniciar la visita.
Volviendo a la larga calle de Fernán González, la iglesia de San Nicolás
de Bari, precisa salvar ocho escalones para llegar a su interior. La
parroquia tiene en estudio avanzado habilitar un ascensor por la parte
trasera, en la calle Cabestreros y, tras unas remodelaciones en la sacristía,
facilitar el acceso de las personas discapacitadas.
Continuamos hasta el arco de San Martín y descendemos por las calles
del Emperador y Villalón hasta la plaza de Punta Brava de la que nace
el puente de Malatos; éste es estrecho pero peatonal. Ya en la ribera
izquierda del Arlanzón, se tiene que cruzar la carretera por un semáforo,
y los que deseen visitar el Real Monasterio de las Huelgas continuar,
un poco a la izquierda, por la calle arbolada de la Reina Leonor (los
viejos de Burgos la conocen por el Camino de los Muertos) que nace perpendicular
a la carretera, la antigua N-120, y aboca a la avenida del Monasterio.
Quienes deseen seguir por el Camino, lo harán por el paseo que bordea
la tapia del mampostería del Parral (un parque urbano que satisfizo
hasta comienzos del XVI las necesidades vinateras de los peregrinos),
pasado una extraña fuente moderna con su estanque, se encuentra en la
tapia una brecha por la que justo pasa una silla, y enfrente, a cincuenta
metros, entre vetustos chopos, el albergue de barracones prefabricados
en el que se atiende a los peregrinos y que dispone de servicios adaptados
a las personas con discapacidad.
Tras la visita al Hospital del Rey y a la ermita de San Amaro, hay que utilizar
un breve paso subterráneo bajo el ferrocarril. A ambos lados continúan los
edificios del campus universitario con nuevos bloques de viviendas; dejamos
la calle Villadiego, que es la que seguimos para desde Vistalegre (hay señales
que lo indican) dirigirnos a la derecha de una raqueta que desciende un poco,
y pasamos frente a la moderna, exenta y simpática iglesia del Barrio de Pilar
en que nos encontramos; de aquí al límite de Villalbilla hay 1750 metros.
Nos situamos en el Camino viejo a Tardajos y Camino francés. Hemos dejado
la zona urbana practicable para todos e iniciamos la marcha por un camino
de zahorra artificial (piedra y arena machacadas y compactadas con agua) en
buen estado (cuando aparezca esta guía es posible que el acceso esté en óptimas
condiciones), pasamos frente al Centro de Recuperación de Aves Rapaces y,
luego, el vivero de los Guindales y el molino Ramón, hasta llegar, bordeando
el canal de riego, hasta el paso a nivel de Villalbilla; no se cruza, sino
que nos dirigimos a la derecha, entrando en el complejo de la fábrica de harinas
con el apeadero del F.C. de Alameda, tenemos como 1 Km. de camino hasta la
base del viaducto de la autovía León-Burgos. El suelo, si no ha llovido mucho,
puede admitir la silla de ruedas; pero ojo, iniciado este trayecto no hay
vuelta de hoja y nos lleva hasta la superación de un obstáculo como es la
glorieta de la autovía que acabamos de citar. La Junta de Castilla y León
ha sido sensible a la nueva dificultad para los caminantes, y hasta ha tenido
la atención de colocar en uno de los pilares del viaducto sobre el Arlanzón,
por cuyo lateral tienen que pasar los peregrinos, una cartela pidiéndoles
disculpas. El trayecto es corto aunque hay una ligera subida, hasta encontrarse
con la vieja N-120 que puede precisar ayuda.
Ahora, con la autovía, el tráfico ha disminuido en la carretera, pero
se debe poner un cuidado especial en su cruce, entrando por una abertura
que hay en las biondas y seguir por el arcén del Puente del Arzobispo;
todo esto menos de cien metros. Nada más pasarlo, está señalizada y
aparece la célebre senda paralela de la N-120 que desciende un poco
y nos lleva hasta Tardajos. Se encuentra en buen estado esta
senda, y ya en todo el resto de etapas en tierras de Burgos, por alejarse
el Camino francés de la carretera nacional, no volveremos a encontrárnosla.
Del Puente del Arzobispo a Tardajos hay 1 Km. escaso.
De Burgos a Tardajos habremos recorrido, atajando por la sirga de los
peregrinos, unos 8 Kms., lo que según los expertos es una buena distancia
para cubrir una etapa en silla de ruedas.
Debido a que el antiguo Camino tradicional desde Rabé de las Calzadas a
Castrojeriz resulta difícilmente practicable en muchos tramos para personas
discapacitadas, señalamos esta ruta como alternativa. Aunque parte del recorrido
se podría hacer por la nueva autopista Camino de Santiago, hasta más allá
de la salida de Olmillos de Sasamón y, si se desea, hasta Melgar de Fernamental,
recogemos las indicaciones por la N-120 pensando en ir con vehículo de motor,
así como los dos posibles accesos por carretera al Camino francés, para el
supuesto en que fuera necesario prestar algún tipo de asistencia a quienes
se hubiesen metido en la aventura del camino tradicional.
De Tardajos a Castrojeriz por la carretera hay 39 Kms. y por el Camino
de Santiago, 10 menos. Para acercarse a éste existe una primera opción
a 21 Kms. de Burgos desde Villanueva de Argaño, a la izquierda, por
la carretera de Estepar hasta Hornillos del Camino, pasando por Isar,
hay 5 Kms. escasos. Y la segunda opción, desde Olmillos de Sasamón,
a 30 Kms. de Burgos, entrando al lado del castillo, por la carretera
a Iglesias, pasando Villandiego hasta el cruce señalizado hacia Castrojeriz
hay 9 Kms. Desde el cruce por Castellanos de Castro, 2 Kms., encontrándonos
tras otros 2 Kms. en Hontanas y a 9 Kms. Castrojeriz con una carretera
que conduce hasta este pueblo.
La etapa Hontanas-Castrojeriz, tomando precauciones, es otra de las
que podrían considerarse; ya que darse el gusto de pasar bajo el arco
de las ruinas de San Antón que cabalgan el Camino y luego entrar en
la villa castreña por el barrio de la Virgen del Manzano, es una experiencia
de lo más gratificante, de las que quedan en el recuerdo.
Si se sigue por la N-120, hay que tomar en Villasandino, haciendo una
raqueta, la dirección de la N-404 que nos lleva a Castrojeriz. Son 15
Kms. de recorrido pasando por Villasilos y una carretera muy estrecha.
A Rabé de las Calzadas no hay ni 2 Kms.; el camino está bien señalizado
y cuando coincide con la carretera local es en el único tramo en que no tenemos
inconveniente en señalar como practicable: están tan acostumbrados a los peregrinos
que sí advertirán vuestra presencia. El latinajo "De Tardajos a Rabé, liberanos
Domine", como se explica en la parte "espiritual " de la guía, ya no da lugar
a ninguna prevención. Un poco de cuidado al pasar el puente sobre el Urbel
y se divisa Rabé de las Calzadas. Hay que cruzar el pueblo por la calle de
Don Baldomero Pampliega, pasar la ermita y el cementerio, que se dejan a la
izquierda, y se acaba el buen suelo, prácticamente hasta Castrojeriz. Se va
ascendiendo poco a poco - siempre fijándose en las flechas amarillas pintadas
en algunas piedras -, campos de cereales y camino con fuertes rodadas de tractores
es lo que se encuentra. Son 8 Kms. hasta Hornillos del Camino; habremos
pasado por la paramera de una meseta inclemente hasta encontrarnos con la
bajada inconfundible de la Cuesta Matamulos que finaliza en el cruce de la
carretera de Villanueva de Argaño a Estepar. Estamos en el valle del río Hormazuela
y cruzándole, sin solución de continuidad, entramos en Hornillos del Camino;
su calle principal alargada es inconfundible y se prosigue, un poco a la izquierda,
ascendiendo por mal camino hasta la meseta. Pasados unos 5 Kms. se desciende
hasta el arroyo de San Bol; en su subida aparece la indicación de un curioso
refugio a 90 metros, que mantiene en este páramo un descansadero con muestras
pictóricas de algunos artistas peregrinos, pileta de agua, fuente románica
y arbolado que se agradece por su situación a mitad de los 10 Kms. que separan
Hornillos de Hontanas. El camino es de los antiguos, con yerba en el centro.
Montones de piedras lo escoltan hasta cruzar la comarcal Olmillos de Sasamón-Iglesias.
Y se inicia un ligero ascenso por una pista que es el reino del barrial (se
han atascado hasta motos de montaña), cuando no, como sucede frente a Castellanos
de Castro, de las pequeñas lagunas (también se han comprometido a arreglarlo,
que siempre se adobaron los caminos del Señor Santiago).
Termina esta etapa mesetaria en el recuesto donde aparece Hontanas (a
9 Kms. de Castrojeriz); aunque el Camino francés no sigue la carretera
de Castrojeriz pese a que ésta es el trayecto más recto, sino que pasa
al otro lado y no regresa hasta las hoy acogedoras ruinas de San Antón,
perfectamente visitables por los motóricos. Quedan solo 3 Kms. a Castrojeriz,
pero esta carretera-camino es estrecha sin arcén, por lo que no repetimos
las conocidas advertencias.
Como ya hemos dicho, se entra en la villa castreña por el barrio de la Virgen
del Manzano. La Colegiata no ofrece ninguna dificultad en su visita. Proseguimos
por la calle-camino, de itinerario inconfundible, y en la iglesia de Santo
Domingo, la primera con la que nos encontramos, tampoco existe una particular
dificultad para entrar. No sucede lo mismo con la iglesia siguiente, la de
San Juan, en la que una escalinata dificulta la visita.
Hay que hacer notar que como Castrojeriz está en un laderón del castillo,
bajar al nivel inferior no puede hacerse por cualquiera de las pequeñas
calles transversales y escalonadas que unen la calle Real con la paralela
en el nivel más bajo, por lo que es obligado, a poco de rebasar Santo
Domingo y a partir del espacio más amplio que aparece, utilizar la calle
del Arco de la Sardina que allí se inicia, que utilizan los vehículos
a motor, ya que no hay otra con estas condiciones de circulación, hasta
prácticamente el final del largo tramo urbano.
Se
sale de este antiguo castro sin mayor dificultad y cruzamos la carretera
de Viallasandino. El Camino va recto y está señalizado; enseguida hay
que cruzar la otra carretera, la que va a Melgar, y dirigirse a la vega
del Odra, para traspasar este río ascender por la imposible (para todo
tipo de vehículos) Cuesta de Mostelares y siguiendo las señales en la
paramera acercarnos a la Fuente del Piojo. Desde ésta seguir la pista
de concentración parcelaria, que asciende un poco, y, prestando atención,
en la parte más llana, dirigirse por un camino a la izquierda, en dirección
a la ermita-hospital de peregrinos de San Nicolás de Puente Fitero,
que aboca en derecho al Puente de la Mula, donde nos despedimos de la
provincia burgalesa.
Hay un itinerario alternativo, que evita la Cuesta de Mostelaras y que
consiste en seguir (con las tradicionales prevenciones para una carretera
estrecha), la BU-400, dirección Melgar de Fernamental, hasta Castrillo
Matajudíos (3 Kms. escasos) y desde este pueblo y su picota girar
a la izquierda por la carretera de Frómista, son dos leguas castellanas
hasta Itero del Castillo, cuyo pueblo tan ligado a la peregrinación
merece la pena visitar; se está rehabilitando lo que queda de su viejo
castillo como "Torreón de la Cultura del Vino en el Camino de Santiago".
Buen trago, romeros, que con vino las penas son menos. A partir de ahora,
el Camino es llano como la Tierra de Campos por la que continúa.
Pablo Arribas Briones