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El camino en Castilla y León
En tierras de Palencia

PALENCIA ENTRE DOS RÍOS


EL PUENTE QUE SALVA LAS AGUAS DEL RÍO PISUERGA NOS ADENTRA EN LA PROVINCIA DE PALENCIA Y NOS INVITA A UN RECORRIDO DE POCO MÁS DE SETENTA KILÓMETROS DE TRAZADO DE PEREGRINACIÓN EN DIRECCIÓN ESTE-OESTE. AQUÍ COMIENZA LA "TIERRA DE CAMPOS", LOS OTRORA CONOCIDOS COMO CAMPOS GÓTICOS, Y LA PROVINCIA PALENTINA.

Este itinerario jacobeo no ofrece grandes dificultades. No es preciso salvar puertos ni altas mesetas en un Camino animado por la irrupción de frecuentes poblados, sin la molestia de los grandes núcleos poblacionales. La mecanización del campo en las explotaciones agrícolas ha provocado una importante planificación rural que ha afectado de manera seria a la práctica totalidad de esta sirga jacobea palentina.

Estas son tierras castigadas por los rigores del clima y aunque sea generalizada la creencia de que se trata de una Castilla profunda que ocupa una inmensa llanura cerealista, el espacio que presto nos disponemos a recorrer está situado entre dos importantes ríos, el Pisuerga y el Carrión, que mitigan la sensación de zona seca y árida. Además, el visitante y peregrino se verá gratamente sorprendido por un buen número de arroyos y una amplia red de canales.

No es del todo cierto que esta provincia castellana sea monótona en su paisaje. Entre Itero de la Vega y Frómista las riberas del Pisuerga y el Canal de Castilla ofrecen constantes sorpresas y resaltan la diversidad paisajística de estas áridas tierras en apariencia. Después de Frómista llegará el tradicional secano de la Tierra de Campos hasta llegar a Carrión, en donde las aguas del curso fluvial del mismo nombre ofrecen unas riberas donde los chopos son los reyes con toda una cohorte de saúcos, sacigatas, álamos y algún aliso. Como ejemplares destacados los tres grandes pinos piñoneros en un paraje de Villarmentero de Campos.

Pero si algo destaca en este tranco del Camino palentino no son los árboles ni los ríos, más bien son las tierras y las piedras. Tiempos hubo en los que el poder temporal se medía en la extensión de los campos en propiedad, constituyendo un todo en la vida del sustento y del comercio. "No se llame Señor quien en Tierra de Campos no tenga un terrón" señalan viejos refranes. Ese poder de señorío y riqueza hizo que en estos pueblos del Camino de Santiago se apilasen y cincelasen las piedras para construir importantes monumentos y convertirles en arte digno de mención.

Dos estilos bien diferentes hay que reseñar en las construcciones del Camino a su paso por Palencia: las que corresponden a las grandes obras de arte y las que catalogaremos como arquitectura popular. Entre las primeras, mención especial merece el románico, arte propio del Camino y que cuenta con excepcionales ejemplos en Frómista y Carrión, y ya con influencia gótica en Villalcázar de Sirga. El renacimiento es también digno de ser destacado por la calidad y cantidad de obras de arte que nos encontraremos, destacando sobre todas ellas las iglesias parroquiales de Támara y Santoyo, pueblos situados a la vera del Camino más tradicional.

En cuanto a la arquitectura popular el tapial y el adobe son algunos de los materiales básicos de este tipo de edificaciones. Ya desde antiguo, los peregrinos foráneos que llegaban hasta aquí mostraban su perplejidad por algunos ejemplares, característicos y originales de esta arquitectura, como las bodegas o las casas hechas de barro y mimetizadas con la tierra, como muy bien narra Von Harf, caballero alemán que viajó a Compostela en el siglo XV, refiriéndose a Frómista. También llaman poderosamente la atención las variadas construcciones de palomares, que en los más diversos diseños acompañarán al peregrino o viajero en su recorrido palentino.

Los hay circulares, cuadrados, octogonales, rectangulares... y aunque hoy en día la mayoría están abandonados, los palomares representaron una parcela económica importante en la vida de los pueblos dada la cantidad de caza existente y el aprovechamiento que del abono natural de las palomas, la "palomina", se hacía como regenerador de los nutrientes de las tierras de labor.

Comenzamos a recorrer estas tierras de Palencia después de atravesar Puentefitero, largo y bello puente de once ojos que, aunque con reformas posteriores, fue construido en los tiempos de Alfonso VI en su deseo de favorecer el tránsito de peregrinos y mejorar las comunicaciones del vasto territorio en el que reinó. En aquella época fueron estas tierras largamente disputadas por los Reyes de León y Castilla, sobre todo hasta mitad del siglo XII.

Como se ha dicho, el río Pisuerga marcaba la frontera entre ambos reinos, y de aquí el nombre de "Puente de la Muga" con el que se le cita en muchos documentos medievales. Entre las disputas guerreras se recuerdan: la batalla de Tamarón entre Fernando I de Castilla y Bermudo III de León en 1037; la de Lantada, acontecida a siete kilómetros al norte del puente de Itero y que enfrentó a Sancho II de Castilla y Alfonso VI de León, y la de Golpejera, cerca de Carrión, con los mismos Reyes de protagonistas y con victoria final del castellano y el consiguiente destierro de Alfonso VI a Toledo.

Al otro lado del río, Itero del Castillo en la provincia de Burgos; a este lado, Itero de la Vega en la provincia de Palencia. El Camino llega a la primera localidad palentina de su trazado por una pista a la par del soto de este gran cauce fluvial.

Este pueblo, aunque de behetría y por tanto libre, estuvo unido a Señores que se distinguieron por su servicio a los Reyes, quienes les otorgaron propiedades y poderes sobre el lugar. Es con el conde Fernán Mentález con el que Itero de la Vega entra gloriosamente en la historia. Este noble personaje y habitual compañero del Conde de Castilla se encuentra como principal repoblador de la comarca: Boadilla del Camino, Melgar de Yuso y Santoyo, entre otros. Esta circunstancia viene a atestiguar que aunque las tierras eran geográficamente del Rey de León, la influencia era de Castilla ya que de otro modo no hubieran podido ser repobladas por un Conde que se encontraba en la órbita de Fernán González.

Antes de transitar por sus calles, que conducen irremediablemente a la plazoleta central, encontramos a la entrada del pueblo, junto al camino rural que hoy utilizan los peregrinos, la ermita de Nuestra Señora de la Piedad, en un fresco paraje que hace una década se acondicionó con fuente, árboles, mesas y bancos rústicos para servir de zona de descanso a peregrinos y turistas.

Esta ermita es una obra del siglo XIII, de inicios del gótico, con reformas posteriores. Posee una portada sencilla y sin ornamentación. En épocas pasadas fue conocida como la de Nuestra Señora de Carrelapuente o de Afuera, aunque desde el siglo XVIII se la cita como "de la Piedad". En el interior de este recinto sacro se custodia la imagen de Santiago Peregrino, obra anónima del siglo XVIII e imagen titular de la desaparecida ermita-hospital a él consagrada.

Por su parte, la iglesia parroquial de San Pedro conserva una portada obra del siglo XIII, uno de los escasos restos del edificio medieval que existió en el lugar. El templo actual es obra del siglo XVI y está cubierto con bóvedas de arista y una cúpula en el crucero fechada en 1665. A los pies, una torre realizada con cantería y decorada con motivos esculiarenses de finales del siglo XVI inicios del siglo XVII. En el interior de este edificio religioso de tres naves separadas por pilares destaca el retablo mayor barroco del tercer cuarto del siglo XVII, que cuenta con pinturas del estilo de Felipe Gil de Mena y varias esculturas contemporáneas.

Itero de la Vega fue siempre lugar que dio hospitalidad a los peregrinos que recorrían la Ruta buscando la meta Compostelana. Existió un importante hospital llamado de San Juan de la Puentefitero. Aparte de éste hay que hacer mención de la existencia de otros dos conocidos como el de Nuestra Señora y el de Santiago.

Mientras los peregrinos abandonan Itero con destino a Boadilla por caminos de tierra, los viajeros y turistas lo hacen por una carretera local que cruza el Canal del Pisuerga.

Localizar la ruta original es prácticamente imposible ya que los trabajos de concentración parcelaria y la posterior acomodación de los terrenos en estas planicies de pan llevar han borrado la traza antigua. No obstante, la actual pista de tierra que comunica en línea recta este enclave jacobeo con el siguiente de Boadilla está bien señalizada y se localiza a la derecha de las típicas bodegas que forman un grupo compacto de edificaciones que asemejan un barrio extramuros de la propia población. Son curiosos inmuebles de sencillo aspecto y pequeño espacio, con forma de caseta que protege la entrada al subsuelo en donde unas galerías excavadas a buena profundidad sirven para guardar un vino que hoy ya no se cosecha en estos lugares azotados por la enfermedad de la filoxera, plaga que terminó con unos viñedos que desde tiempos remotos había en abundancia por la comarca.

Más adelante se cruza la carretera de Melgar a Osorno, se atraviesa el Canal del Pisuerga, se rebasa el paso del Paso Alto dejando unas colinas a la derecha y se entra, tras ocho kilómetros de recorrido, en Boadilla, núcleo en donde viajeros y peregrinos se encontrarán nuevamente. Hasta llegar a este segundo enclave jacobita de la provincia el peregrino habrá hecho frente a una suave subida por la falda de una loma casi imperceptible, entre campos de cereal interminables rodeados de tesos no muy lejanos.

Quienes por uno u otro trazado transiten apreciarán que avanzan por una fértil vega, bañada por el río Pisuerga y el Canal del Pisuerga, que dispone de una buena red de acequias que permiten, aun estando en la Comarca de Tierra de Campos, no sólo el tradicional cultivo de trigo y cebada sino también la producción de maíz, remolacha y otros productos de regadío amén de las grandes plantaciones de chopos en la ribera de este importante cauce fluvial. La naturaleza regaló a la zona la existencia de abundantes fringílidos (pardillos, jilgueros, pinzones...) y aláudidos (alondras y cogujadas), que además de dar vida a sus campos y cielos, sirven de alimento a los aguiluchos cenizos que abundan por la meseta.

Aunque el Camino quedaba fuera del poblado de Boadilla del Camino los peregrinos entraban en el municipio para admirar los monumentos de esta pequeña localidad de gran tradición jacobea a tenor de su apellido. El núcleo se extiende sobre la planicie presentando aspectos bien diferentes según la estación en que recorramos sus campos. Si es primavera, paleta de variadísimos colores que nos ofrecen los cultivos de secano y regadío. Si es verano, color oro que domina la mies a punto de la siega y su cosecha; en otoño o invierno, el color terroso de los campos se confunde con el color de las casas y las tapias del pueblo.

Las viviendas de estos pueblos que atravesamos, y atravesaremos en todo el trazado palentino, están hechas de bloques de tierra prensada que reciben el nombre de "adobes", reservándose la escasa piedra que se localiza en la zona para las casas nobles y, sobre todo, para las iglesias que, como en el caso de Boadilla, rompen la horizontalidad de los campos y el poblado, y se alzan airosas como el único edificio realmente notable.

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción (B.I.C. desde 1981) se inició en el siglo XVI aunque sus obras no concluirán hasta el siguiente. El edificio sufrirá varias reformas en torno a 1770. El templo posee tres naves y una torre de tres cuerpos que se alza en la cabecera de la nave del Evangelio.

El retablo que preside el altar mayor es obra de Pedro de Flandes, Mateo Lancrín y Juan de Cambray, quienes lo realizaron en 1548. Cuenta con tres calles y dos entrecalles. En la nave del Evangelio existe un retablo renacentista dedicado a Cristo atado a la columna que dispone de banco y dos cuerpos. Las pinturas sobre tabla se atribuyen a Juan de Villoldo mientras que su ensamblaje y escultura al taller de Manuel Álvarez, pudiéndose pensar que la imagen de Cristo que preside el retablo se pueda atribuir a este artista. Es sobria, aunque de bellas líneas, la gran pila bautismal, románica de transición al gótico que presenta una decoración de bandas geométricas superpuestas. La taza de esta pila bautismal queda apoyada sobre un haz de once columnillas.

Si a lo largo de todo el Camino de Santiago abundan los cruceros, aunque sea la Comunidad Autónoma de Galicia la que cuente con los ejemplos más abundantes en cantidad y calidad, en el trazado jacobeo palentino encontramos otro tipo de señas de identidad: los Rollos de Justicia. Estas obras presentan características similares aunque de significación diferente a la de los cruceros. No son muy abundantes, pero allí donde aún existen son dignos de tener en cuenta.

En las localidades palentinas de Itero de la Vega y Boadilla del Camino tenemos destacados ejemplos. Tuvieron el mismo origen, la concesión por parte del rey Enrique IV de la independencia jurisdiccional a estas villas y, por ello, poder para juzgar directamente en el nombre del Rey.

En el caso de Itero de la Vega este rollo jurisdiccional (B.I.C. desde 1966) símbolo pétreo de los privilegios concedidos por el Rey como villa libre y exenta de pagos se alza en medio de la plaza. Esta es una construcción sencilla realizada en piedra en el siglo XV, que asienta sobre un basamento escalonado sobre el que se dispone el fuste de tipo cuadrangular rematado por una sencilla moldura con remate alto semiperdido.

Por su parte, el rollo jurisdiccional gótico de Boadilla del Camino data de los primeros años del siglo XVI y es de estilo hispano flamenco. Este monumento (B.I.C. desde 1960) es uno de los más bellos que encontraremos en todo el Camino de Santiago. Se localiza junto a la zona del ábside de la iglesia parroquial y cuenta en su parte baja con un total de cinco escalones sobre los que se asienta un airoso pilar compuesto por varias columnillas bellamente decoradas con rosetas para continuar con un anillo de crochés con decoraciones vegetales y animales, y otro de figuras monstruosas y humanas. A continuación, tres toros esculpidos sirven de asiento a una crestería del mejor y más florido estilo gótico. Se remata la obra con una aguja apiramidada con forma de pináculo gótico tardío. Existen entre sus elementos decorativos varias conchas jacobeas esculpidas en la piedra.

Este rollo de justicia no es sólo una magnífica obra de arte. Es también el lugar donde eran atados los acusados de delitos antes de ser condenados por mandato del Señor de Castrojeriz, de quien dependía esta villa hasta que, como ya se ha dicho, consiguió la independencia del Señorío por prerrogativa del rey Enrique IV.

Boadilla del Camino conjugó en el pasado el arte con la hospitalidad jacobea manifestada en dos hospitales que se pusieron bajo la advocación de Santiago uno, y de la Visitación o de Santa Isabel, el otro. En cuanto al de Santiago fue sustituido en el siglo XVI por el Hospital que fundara Don Antonio de Rojas, Obispo de Mallorca, Palencia y Burgos, Arzobispo de Granada y primer Patriarca de las Indias, así como presidente del Consejo de Castilla durante la Guerra de las Comunidades. Todavía hoy, se conserva la casa de porte señorial en donde el ilustre clérigo fundó el hospital, dotándole de forma generosa.

El trazado sale de Boadilla con orientación norte para alcanzar muy pronto una bifurcación de dos buenas pistas de servicio agrícola. Todos los documentos y tradiciones sitúan al itinerario jacobeo entre Boadilla y Frómista como un Camino totalmente recto, que los de Boadilla llamaron siempre "Camino viejo de Frómista" y los de Frómista, "Camino de Valdeoveja". La construcción del Canal de Castilla, entre los siglos XVIII y XIX, modificó sustancialmente el itinerario al no cruzar el canal por el norte y, en cambio tomando dirección sur aguas abajo, utilizar su sirga izquierda como un nuevo trazado que a partir del XVIII han utilizado y utilizan los peregrinos para llegar a Frómista tras seis kilómetros de caminata.

El Canal de Castilla pretendía ser la vía de comunicación fluvial que, a semejanza de otras existentes en Europa, posibilitase dar salida al abundante grano de la Comarca cerealista de Tierra de Campos a través de los puertos de Cantabria. Tras muchos debates y estudios se iniciaron las obras en el año 1751 y concluyeron, no sin todo tipo de dificultades y constantes paralizaciones, en el año 1849. No fue posible realizar todo el proyecto inicial quedando suspendidos uno de los tramos a su llegada a Valladolid y en Medina de Rioseco, el otro. El Canal, que nace en la norteña población palentina de Alar del Rey de donde toma las aguas del río Pisuerga, es único hasta Grijota, en las cercanías de la capital de Palencia, para desde allí dividirse en dos ramales.

Esta magna obra de ingeniería hizo proclamar a Jovellanos que: "Seguramente presenta la más importante empresa que pueda acometer una nación...". A través de ella se pretendió y consiguió en algunos momentos el fomento de la agricultura, el establecimiento de comunicaciones más rápidas, el desarrollo de nuevos regadíos y, en general, una nueva orientación económica merced al establecimiento de infraestructuras dedicadas a la manufactura y la siderurgia. No hay que olvidar que junto al canal se construyeron muchas fábricas de harina y se instalaron turbinas, que generaron un potencial energético de gran importancia.

En el momento de mayor auge, mediado el siglo XIX, llegó a tener 400 barcazas que, arrastradas por parejas de mulas por los caminos de sirga, realizaban el transporte de mercancías y personas. Incluso hubo, a comienzos del siglo XX, barcas tiradas a vapor. Los nuevos medios de transporte, sobre todo la aparición del ferrocarril y su desarrollo, hicieron olvidar a este canal que hoy quiere resurgir como un proyecto con contenidos turísticos y deportivos.

No obstante, hoy podemos ver junto al camino de tierra, que es la Ruta Jacobea, este camino de agua cuya obra se nos antoja ciertamente colosal. De su esplendoroso pasado, nos queda el recuerdo de lo que fueron sus edificios y la realidad de sus "esclusas". Entre éstas destacar las que, situadas a la entrada de Frómista, forman un conjunto en el mismo itinerario a Santiago. Obra excepcional hecha en piedra que permitía salvar los 15 metros de desnivel que presenta el terreno. Una muestra, en pequeño, de la misma solución que se dio en el Canal de Panamá.

Seguimos el itinerario tradicional para entrar en Frómista, importante villa que en tiempos se la reconoció como "Frómista del Camino" y cuyos peregrinos en la Edad Media entraban por la calle que aún hoy se denomina "la francesa". Surge Frómista en la segunda mitad del siglo IX, durante el proceso repoblador impulsado por Alfonso III el Magno. La primera referencia documental data de 1059. En 1066, en el testamento de Doña Mayor, hija del conde Sancho y reina consorte de Sancho III, se vuelve a citar la existencia de Frómista.

Frómista contó con muchos hospitales aunque no todos estuvieron funcionando a la vez. Unos suplieron a otros entonces desaparecidos. El más famoso y con más larga vida fue el Hospital de los Palmeros. Aún se conserva el edificio hospitalario, reconvertido en establecimiento de hostelería en el año 1970. La hospitalidad para con los peregrinos se ejerce hoy en un reconstruido edificio, situado junto a la Iglesia de San Martín, transformado en moderno albergue de peregrinos.

A la muy jacobea Villa de Frómista se la conoce con el sobrenombre de la "Villa del Milagro". Este apelativo hinca sus orígenes en un curioso hecho acontecido a mediados del siglo XV, y cuyo recuerdo aún perdura. El suceso se engloba dentro de los que pudiéramos llamar "milagros eucarísticos", de los que se relatan varios a lo largo del Camino de Santiago y que tienen en el Cebreiro su máximo exponente.

Se cuenta que en el año 1453 existía un hospital para peregrinos dependiente de la Iglesia de San Martín de Frómista. Tras un devastador incendio quedó reducido a cenizas. Entonces, el mayordomo, Pedro Fernández Teresa, ante la falta de dinero para su reconstrucción pidió prestado dinero a un judío. El prestamista al comprobar ciertas dificultades para recuperar lo prestado denunció ante la jerarquía eclesiástica al deudor, quien fue excomulgado por moroso.

El mayordomo conseguiría más tarde el dinero para saldar la deuda, pero no comunicó la devolución al poder eclesiástico por lo que continuó su excomunión. Aconteció que el mayordomo al caer gravemente enfermo solicitó al cura del lugar, Fernán Pérez de la Monja, que le suministrase la Comunión. Después de confesar el religioso procedió a darle de comulgar y la forma estaba tan pegada en la patena que fue imposible despegarla. El cura convencido de que algo raro sucedía interrogó al moribundo y éste recordó la excomunión no levantada. Al final pudo comulgar aunque con otra forma ya que la primera quedó tan pegada que no hubo manera de liberarla y así permaneció, como símbolo milagrero, hasta principios del siglo XIX.

Este hecho motivó no sólo el apelativo del "milagro" para la villa sino también para una Cofradía que tuvo su sede en el templo románico de San Martín, e incluso hubo otra en el de Santa María del Castillo y que recibió el nombre de "Santísimo Cuerpo de Jesús". Existe amplia documentación de cómo la patena y la forma eran procesionadas por las calles en acontecimientos especiales, así como en las rogativas para que lloviera o escampase, según las circunstancias climatológicas.

El recorrido monumental por la Villa comienza en la Ermita de la Virgen del Otero. El edificio se sitúa en la cumbre de un cerro, tras una cortina de frondosa vegetación. En su entorno varias mesas y bancos permiten a los visitantes y peregrinos actuales el descanso y el avituallamiento. En el interior de esta antigua iglesia se rinde culto a la patrona de Frómista. La imagen mariana titular es la Santísima Virgen del Otero, devota imagen gótica del siglo XIV, excesivamente restaurada en los años sesenta del siglo XX. En su reducido y desnudo interior destaca, por su calidad artística, una escultura de piedra de Dios Padre Bendiciendo, obra del siglo XVI.

Del templo de Santa María del Castillo (B.I.C. desde 1944), hay referencias documentales desde 1206. Sin embargo, el edificio actualmente conservado corresponde al siglo XVI. Es un magnífico templo de piedra, con tres naves cubiertas por bóvedas de crucería estrellada, cerrándose la nave central con una potente cabecera poligonal. A los pies de la iglesia se levanta una sobria torre de tres cuerpos de finales del siglo XVI. Bajo esta torre-pórtico se abre una simple portada clasicista de 1705. Hasta los años 80 del siglo XX, esta iglesia guardó un impresionante retablo, que hoy se expone desmembrado en el Museo de San Pedro.

El edificio actual de la iglesia parroquial de San Pedro, se comenzó a construir en el siglo XV, aunque su fisonomía no la lograría hasta el siglo siguiente. La iglesia de estilo gótico está realizada toda ella con piedra, cuenta con tres naves, capillas en el lado del Evangelio y un coro alto a los pies. Al exterior, destaca su portada realizada por Juan de Escalante y Alonso de Pando. Es una obra de carácter romanista con aspecto muy semejante al de un arco de triunfo y remarcada con un pórtico que le resta esbeltez.

Su retablo mayor es del siglo XVII. Existen otros dos interesantes retablos con lienzos obra de Gregorio Ferro Requeijo que representan a San José y a Cristo Crucificado. En el espacio ocupado por las capillas laterales, se ubica un reducido Museo donde, entre otras piezas, se exponen las tablas de escuela flamenca que formaban, como ya se ha dicho, el retablo mayor de Santa María del Castillo. Esta obra de finales del XV dedicada a la Virgen del Castillo contaba con una escultura de esta advocación que lo presidía y veintinueve tablas pintadas que cuentan la historia de la Redención, abarcando todos los ciclos de la vida de Cristo, comenzando por Adán y Eva.

Las pinturas sobre tabla son obra del maestro burgalés "de los Balbases" y del llamado "Maestro de Salomón de Frómista". Hay dos tablas que representan al rey David y a Cristo como Varón de Dolores entre ángeles, que se pueden atribuir al pintor anónimo denominado como el "Maestro de Becerril".

La iglesia de San Martín (B.I.C. desde 1894) sin ningún género de dudas ha lanzado a la fama mundial a la localidad, al ser considerada como uno de los edificios románicos más emblemáticos de todo el Camino de Santiago. Su construcción data de la segunda mitad del siglo XI y fue patrocinada por la reina Doña Mayor de Castilla, viuda de Sancho III de Navarra. La Reina testó en 1066, momento en el que se funda la iglesia y el monasterio de San Martín, dejando toda una serie de bienes para su finalización, incluyendo en testamento el barrio de San Martín, que ella había poblado en torno al templo. Años más tarde, en 1118, Doña Urraca, biznieta de Doña Mayor, dona en su testamento el monasterio y el barrio al cercano monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes.

El aspecto actual del templo es fruto de una restauración historicista de finales del siglo XIX, principios del XX, encargándosele el proyecto a D. Manuel Aníbal Álvarez. El edificio fue declarado Monumento Nacional en 1894.

Tradicionalmente se emparenta la construcción de San Martín de Frómista con la Catedral de Jaca. La iglesia de San Martín es pequeña, posee tres naves que están rematadas por otros tantos ábsides semicirculares. La nave central es escasamente más alta que las laterales, lo que impide que tenga ventanas para iluminar el interior. Las tres naves se cubren con bóveda de cañón y arcos fajones. Sobre el crucero se levanta una linterna con cúpula sobre un tambor octogonal sobre trompas. Actualmente posee tres portadas o fachadas. La occidental a de los pies del templo, está flanqueada por dos torres cilíndricas de escasa altura y función de campanario.

En el exterior destaca la riqueza ornamental del conjunto por la profusión de capiteles y canecillos. Los primeros presentan diversa temática aunque en la mayoría predominan los motivos vegetales entremezclados con los alusivos a representaciones de tipo animal y con los historiados. Decorando los aleros hay un total de 309 canecillos, en su mayoría en un buen estado de conservación, que representan figuras geométricas, elementos vegetales, animales y figuras humanas.

En el interior del templo, igual que en el exterior, predomina el taqueado jaqués. Cuenta con medio centenar de grandes capiteles de temática vegetal, historiada y escenas bíblicas. El grupo de capiteles historiados es el que más clara función didáctica posee. En ellos se relatan pasajes de las Sagradas Escrituras como: el Pecado Original, la Expulsión del Paraíso, la Adoración de los Reyes Magos, varios pasajes de la Pasión de Cristo, el avaro, el sacrificio de Isaac...

Tras la restauración, el templo perdió todos sus retablos, el baldaquino expositor central del siglo XVII, las pinturas murales, etc. Hoy en su desnudo interior se muestra una imagen gótica de San Martín, un Crucifijo gótico y un Santiago Peregrino del siglo XVI.

De Frómista sale el Camino por la carretera de Carrión (PA-980) y durante los siguientes diecinueve kilómetros pisa sobre el asfalto o marcha al lado de la carretera por el carril de gravilla habilitado para los peregrinos que viajan andando o en bicicleta. El primer municipio que nos encontramos, a tres kilómetros, es Población de Campos. El núcleo poblacional se nos anticipa pasada la ermita de San Miguel con su séquito de álamos y otras especies arbóreas de hoja perenne. El paraje cuenta también con barbacoas, bancos y mesas para solaz de viajeros, amantes de meriendas campestres, y descanso de peregrinos.

La ermita de San Miguel Arcángel, románica aunque con influencias del gótico, debió surgir como lugar de culto ligado al fenómeno jacobeo. Es una pequeña edificación del denominado románico inicial con elementos protogóticos, construida a mediados del siglo XIII. Posee una única nave, sin cabecera diferenciada al ser ésta de testero recto o cuadrangular. En el desnudo interior hay una imagen de San Miguel Arcángel, obra anónima del siglo XVIII.

No es ésta la única ermita de Población. En el centro del casco urbano encontramos la dedicada a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Es este es un reducido edificio datado en el siglo XIII, con una tipología tardorrománica y elementos protogóticos. Milagrosamente salvada de la ruina, ya que según todos los indicios se corresponde con los restos de lo que fue la Iglesia de San Pedro que en el año 1519 constituía la iglesia de la bailía sanjuanista. Un siglo más tarde se encontraba ya en estado ruinoso para destruirse totalmente en el siglo XVIII. Tan sólo queda en pie la capilla de Nuestra Señora, que tras una restauración del año 1973 ha llegado a nuestros días.

La localización de algunos motivos decorativos de época visigótica parecen confirmar que su construcción bien pudiera ser anterior, aunque el edificio sea recuerdo de la presencia de los Caballeros de la Orden de Malta en el lugar. La Virgen titular, imagen sedente de estilo románico, recibía en el siglo XVI el nombre de Nuestra Señora, sin más apelativos. Un siglo más tarde se le otorga el "apellido" de "del Río", seguramente por el curso fluvial cercano al lugar. En el siglo XVIII pasa a denominarse Virgen del Corro para, posteriormente evolucionar de Corro a Socorro, en una simpática corrupción lingüística debida probablemente al ingenio popular.

La villa fue bailía de la Orden de Malta, señorío de la Orden militar de San Juan, título recibido del rey Alfonso VII en el día de San Juan Bautista del año 1140. En el año 1267 formaba una encomienda de esta orden sanjuanista que fue ocupada temporalmente por el infante Don Felipe, hermano del rey Alfonso X el Sabio. A este personaje le encontraremos sepultado unos kilómetros más adelante en la Iglesia de Santa María de Villasirga.

Las casas de adobe y ladrillo, cubiertas con teja árabe de color terroso, conforman este pequeño municipio con típica trama y traza de un pueblo castellano cuyo silencio se anima por los sonidos de estorninos y el parloteo de las golondrinas en primavera y verano. Los inmuebles rodean el templo parroquial que se alza sobre un promontorio. Las calles siguen un trazado en pronunciada pendiente hasta el edificio de la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, que aunque construida en el siglo XVI presenta actualmente un aspecto distinto como consecuencia de las reformas y obras barrocas efectuadas entre 1749 y 1753. La torre actual fue construida en 1661. En el interior del templo destaca el retablo mayor de 1747, con varias esculturas del siglo XVIII y relieves del siglo XVI sobre la vida de María Magdalena y un Calvario del siglo XVI. La imagen de Santa María Magdalena Penitente (1757), obra de Manuel García Macho, preside esta obra.

Guillermo Manier relata en su libro de viajes, que pasó por esta villa y no sólo se detuvieron a tomar uvas de una viña, sino que animados por el producto tomaron vino hasta ponerse ebrios, cosa normal si tenemos en cuenta que por entonces, siglo XVIII, esta tierra era generosa en caldos... de alcohol.

A la hora de abandonar este núcleo de población podemos elegir entre dos itinerarios: el ya mencionado carril de gravilla paralelo a la carretera que nos conduce de forma directa y en apenas cuatro kilómetros hasta Revenga de Campos, o seguir la pista paralela al soto del río Ucieza hasta Villalcázar de Sirga pasando antes por Villovieco y Villarmentero de Campos, y que pese a ser poco utilizada se corresponde con el trazado más antiguo.

En Villovieco la iglesia parroquial de Santa María es de estilo renacentista avanzado, construida en piedra y ladrillo. Tiene un retablo mayor dorado con ménsulas y columnas hecho en el siglo XVII. Hay hornacinas con esculturas de San Pedro y San Pablo y, en el centro, la Asunción de la Virgen. En lo jacobeo es interesante descubrir dos relieves que llevan esculpidos los signos de Santiago, además de la batalla de Clavijo. Una cruz se sitúa sobre la media luna, alfanje y cetro árabes, rematando todo ello la concha de los peregrinos sobre la Cruz de Pelayo, símbolo de la Reconquista.

Hay algunos elementos de culto interesantes, como un terno rojo con medallones bordados en el siglo XVI con representaciones de San Lorenzo, San Jorge, San Juan Bautista y un Santiago apóstol y peregrino que porta báculo, bordón y libro.

Como recuerdo a las órdenes militares, que también tuvieron gran importancia en el camino, destaca la cajonería de finales del siglo XVI, en la que aparecen entre su decoración, las cruces o símbolos de Malta, Calatrava o Montesa.

De Villovieco los peregrinos se dirigían a Arconada. Hoy nadie hace este itinerario, que fue muy frecuentado en los tiempos áureos de la ruta al existir allí un célebre hospital del que hay amplia documentación, sobre todo de la fundación del monasterio del que el inmueble del hospital era anejo. De éste se dice que atiende a pobres y peregrinos.

El hospital se erigió en honor de San Facundo, San Primitivo y San Cristóbal y, según relata el Padre Yepes en su "Crónica General de la Orden de San Benito", fue consagrado por los Obispos Cipriano de León y Pedro. La fundación está considerada de gran interés desde el punto de vista histórico al ser éste uno de los primeros hospitales de peregrinos de los que existe documentación concreta de su origen. Todavía en los muros externos de la iglesia se conserva una inscripción que conmemora esta consagración y que dice: "In honore Domini nistri Jesu Cristi, Petrus episcopus et Cyprianus episcopus consecra vit haec ecclesia in era MLXXX sub umperium Ferdinandus rex. Comini Gomiz". Esta fundación se incorpora en el año 1047 al Monasterio de San Zoilo ya que los Condes de Carrión fueron grandes benefactores y generosos patronos de aquel lugar que eligieron como panteón funerario de la conocida familia de los Beni Gómez.

Desde Arconada o Villovieco se alcanzaba y alcanza la ermita de Nuestra Señora del Río en el término municipal de Villalcázar de Sirga. Al igual que sucede con la población, los orígenes de la ermita y de la imagen de su patrona (custodiada en el interior del edificio) están envueltos en un halo de misterio entre la tradición y la leyenda. Según quiere la piadosa tradición una riada acaecida el 15 de agosto de 1101 ó de 1111 (según la fuente consultada) arrasó el poblado de Tablares. La imagen de la Virgen que allí se encontraba se resistió a ser arrastrada por las aguas luchando contra la corriente para ser más tarde rescatada por los vecinos.

Este edificio fue una de sus parroquias hasta el año 1510, y a pesar de estar alejada del caserío en ella se mantuvo el culto gracias a la inmensa devoción popular hacia su titular. Su actual construcción es una mezcla de diferentes épocas. Se aprecia desde el primitivo y recoleto edificio hasta el actual, del siglo XVIII, formado por una bella iglesia de una sola nave con cúpula y un camarín de piedra en la cabecera que hoy hace las veces de sacristía. Anejos se encuentran la casa del ermitaño y el palacio de la Cofradía de la Virgen del Río. En su interior destacan la bella imagen gótica de Nuestra Señora del Río, patrona de la villa, así como varios e interesantes cuadros entre los que sobresalen los dedicados a los Ángeles portadores de los atributos de la Pasión.

El camarín de la Virgen destaca sobre el resto de la construcción. Todo él es de piedra y en sus ventanas cuenta con potentes rejas. Se realizó en el año 1713 por el maestro cantero Francisco de Arrata Curiel y sus compañeros "LOS BISCAYNOS", tal y como reza en una de las tres inscripciones que hay en los muros del camarín, bajo las ventanas. La imagen de la Virgen del Río, es una bella talla gótica, situada en un elegante pero frío baldaquino neoclásico.

Desde Villovieco retomamos la carretera y el camino que hoy más utilizan los peregrinos para en dos kilómetros y medio llegar a Revenga de Campos. Si por el contrario hemos llegado hasta este núcleo directamente desde Población observaremos a nuestra derecha, antes de acceder al casco urbano, una pequeña área dedicada al Medio Natural. Junto a la senda de los peregrinos la Junta de Castilla y León ha acotado un amplio terreno que permite conocer algunas de las especies arbóreas de la zona. Se trata de un pequeño Área de Interpretación Ecológica con ejemplares de saucedas, abedules, catalpas, fresnos, sauces, avellanos, tilos y otras especies un tanto más extrañas como el aral real o tarays.

Este espacio permite un acercamiento al Camino de Santiago a través de la naturaleza, un encuentro entre el Camino más real, sometido a la dureza de estas tierras de Castilla y León, y el itinerario espiritual sometido a la dureza del recogimiento interno.

En esta zona los espacios dedicados al medio natural, los textos alusivos al paisaje y a la vegetación señalan que no se ha encontrado un manual de la naturaleza del Camino. Todo lo más, la ruta atraviesa hoy, como siempre, un sin número de hitos donde se han hecho plantaciones inconexas: áreas de descanso, entornos de monumentos, caminos y sendas, fuentes y pequeños ajardinamientos urbanos... Lo hecho en la ruta es aún poco y un Bien declarado Patrimonio de la Humanidad debería tener en cuenta que el "patrimonio" no sólo son las piedras cinceladas sino también el espacio de los campos, que clama por una mejor conservación del Medio Ambiente.

Una vez en el casco urbano se transita por una calle que se denomina "la francesa", apelativo que encontramos con frecuencia en los pueblos palentinos del Camino de Santiago. Aunque la localidad no tuvo hospitales hoy podemos ver algunas de sus casas blasonadas y un sencillo monumento que recuerda que este pueblo fue la patria chica del general Bartolomé Amor, defensor de la ciudad de Palencia contra las tropas invasoras francesas en tiempos de la Guerra de la Independencia.

Su iglesia de San Lorenzo aunque ha tenido importantes renovaciones posteriores se encuadra en el estilo barroco. Posee una única nave dividida en cinco tramos cubiertos por bóveda de cañón y cúpula sobre pechinas en el crucero. El retablo mayor es obra del siglo XVIII y posee dos relieves sobre la vida de San Lorenzo, con la imagen de éste y otros santos. En un retablo lateral, del siglo XVIII, hay una interesante imagen de la Piedad del siglo XVI. Es digna de destacar la puerta de servilleta con rejería que hay en la sacristía.

Continuamos el Camino hacia Villarmentero de Campos para adentrarnos en los próximos dos kilómetros en una llanura de cultivos suavemente ondulada. Este de Villarmentero es un pequeño municipio confundido en el campo rectilíneo de esta Tierra de Campos palentina. Un sencillo crucero en medio del campo recuerda, antes de llegar a este núcleo, una historia que tiene que ver con las reliquias de San Martín de Tours, santo galo por el que se profesa gran devoción en esta zona en particular, y en el Camino de Santiago en general.

Se cuenta que estaban las reliquias de santo preparadas en un arca en la ciudad francesa de Avignon, entonces sede del Papado, cuando de pronto y sin mediar circunstancia especial alguna desaparecieron junto con el mulo sobre el que estaban amarradas para su transporte. Las reliquias aparecieron como por arte de magia -que dadas las circunstancias consideraremos milagro- en el campo de este pequeño pueblo.

La mula, que por aquí llamamos acémila, entró en la iglesia, entonces abierta, y las campanas del templo comenzaron a sonar como si alguna mano invisible las volteara. Ante el escándalo, y no siendo hora de oficios, las gentes del pueblo acordaron llegarse hasta el lugar viendo atónitos que en el interior se encontraba una mula con un gran bulto sobre el lomo asemejando a un dromedario, según relataron los lugareños a la hora de dar cuenta de los hechos.

No debió estar muy conforme el animal con la iglesia elegida por lo que abandonó la iglesia de Villarmentero tomando otro camino que le condujo, días más tarde, hasta la iglesia de San Martín de Ribas de Campos donde depositó tan preciada carga espiritual. Desde entonces se conservan en el lugar algunas de estas reliquias, entre ellas la de San Martín de Tours, que como se ha dicho goza de gran predicamento no sólo por esta zona palentina del Camino de Santiago sino también por otros pueblos cercanos a la ruta.

Su iglesia parroquial de San Martín de Tours está construida en piedra y adobe. Posee en el lado sur un pórtico cubierto con un artesonado de madera del siglo XVI. De mayor calidad es el artesonado de la misma época que cubre el presbiterio de esta iglesia de una única nave. Su retablo mayor es renacentista, de la primera mitad del siglo XVI, atribuido a Francisco Giralte. Es éste también autor de un Calvario de un retablo lateral. Destaca en el templo un lienzo de Ánimas obra de José Pastrana de 1766.

A la salida de Villarmentero hay una zona de descanso a la sombra de tres grandes pinos piñoneros, varias veces centenarios, ideal para escapar de los ardorosos rayos del sol en los sofocantes días del verano y refrescarse con el agua de su fuente. Este paraje ofrece la posibilidad de hacer un receso a los peregrinos y viajeros que recorren este tramo del Camino. Casi desde ese mismo lugar se puede ver la torre y la voluminosa construcción de la Iglesia de Santa María la Virgen de Villasirga, porque aquí sí que se aprecia de forma gráfica el poder de la Iglesia y su presencia en el pueblo. En Villasirga, se eleva el templo sobre el poblado que se extiende en sus alrededores.

Después de un nuevo tramo recto de unos cuatro kilómetros por el descampado cerealista alcanzamos la pequeña población, que hoy sobrepasa con dificultad los doscientos habitantes, de Villalcázar de Sirga, lugar lleno de arte y modelado por una interesante historia. En cuanto a su doble, aunque similar nombre, hay que señalar que en la historia más antigua el lugar es conocido como Vila-sirga para posteriormente recomponer su nombre y unir los tres vocablos que la identifican: Villa, por haber tenido Señorío desde el siglo XIII con D. Rodrigo Xirón, personaje principal de la corte de Fernando III el Santo; alcázar, por el renombre de la fortaleza que aquí tuvieron los Templarios y sirga, como acepción de camino.

La gran joya de la Vila-sirga medieval, que ha llegado hasta nosotros en un "magnífico" estado, es la Iglesia de Nuestra Señora de Villasirga o de la Virgen la Blanca (B.I.C. desde 1919). Es uno de los focos artísticos más importantes de los últimos años del siglo XIII en la provincia de Palencia. El edificio se inició en los años finales del siglo XII, aunque las obras no se finalizaron hasta el siglo XIII, encuadrándose ya dentro del estilo gótico. En el siglo XIV se construyó la capilla de Santiago que dotó de mayor iluminación al interior del templo al estar abierta en una de sus paredes un gran rosetón.

De todo el templo destaca poderosamente su magnífica decoración escultórica, en especial la de su portada meridional. Ésta es doble, en forma de ángulo para dar acceso a la iglesia y a la capilla de Santiago. La entrada a la iglesia la forman cinco arquivoltas apuntadas y decoradas con cincuenta y una figuras de difícil identificación, dado su importante deterioro. La entrada a la capilla de Santiago posee tres arquivoltas decoradas con veintiuna figuras, también muy deterioradas. Sobre la portada del templo se desarrollan dos frisos, en parte incompletos. En el superior se desarrolla el Apostolado con el Pantocrátor y los cuatro Evangelistas, en el otro la Epifanía y la Anunciación.

En el interior del templo en la capilla de Santiago hay varias imágenes marianas góticas, de entre las que destaca la imagen de Santa María de Villasirga, gran Virgen de piedra obra del tercer cuarto del siglo XIII que habría que relacionar con el taller que labró los magníficos sepulcros que en este mismo espacio se conservan. Se trata de los sepulcros del Infante don Felipe, hermano de Alfonso X el Sabio e hijo de Fernando III el Santo, y del de su segunda esposa. En estos sepulcros exentos y apoyados sobre leones, se representa cuidadamente a los difuntos y en las cajas de ambos sepulcros se desarrolla todo el cortejo funerario del día de su entierro, llamando la atención la casi ausencia de representaciones religiosas. En esta capilla se guarda el sepulcro gótico del caballero Juan Pérez, obra del segundo cuarto del siglo XIV.

El retablo mayor está rematado por un magnífico Calvario gótico de hacia 1300, quizás el mejor de toda la provincia de Palencia. El retablo en sí está compuesto por veintisiete tablas hispanoflamencas, atribuidas al Maestro Alejo. El banco escultórico que soporta todo el conjunto se ejecutó hacia 1560, atribuyéndose su realización al escultor Manuel Álvarez. Preside el retablo mayor la imagen de Santa María de Villasirga (s. XIII) obra gótica que se puede identificar con la imagen que tanto loó en sus "Cantigas" el rey Alfonso X el Sabio, y de la que tan devoto era el rey Sancho IV el Bravo.

Llegados a este punto conviene recordar que esta Tierra de Campos es también terruño de grandes poetas antiguos: Rabí Dom Sem Tob o el Marqués de Santillana en la vecina ciudad de Carrión de los Condes y de Alfonso X el Sabio aquí, postrándose humilde ante la Virgen Blanca, talla sedente de factura gótica y enigmática sonrisa cuyos milagros transmitieron por todo el mundo ministriles y juglares, peregrinos o pícaros. Y es que aunque el Rey Sabio escribió en cadencioso y dulce gallego sus loas a la Madre de Dios, tiene más fe en la Virgen Blanca que en el venerado Apóstol ya que en sus Cantigas dedica a la Virgen de Villasirga catorce historias, a cuál más curiosa. En ellas pone el acento en remarcar que los milagros que el Apóstol no quiso hacer junto a su tumba, los realiza la Virgen cuando los peregrinos, de regreso, vuelven a recalar en Villalcázar de Sirga.

Alfonso X recibió de sus padres, Fernando III el Santo y Beatriz de Suabia, una esmerada educación tanto científica, como literaria y militar, a decir de todos los cronistas. Hoy reconocemos a este Rey como autor, inspirador o, al menos, inductor de no pocas obras de orden Jurídico, Histórico, Científico y de mero pasatiempo o carácter Literario. De entre estas últimas cabe destacar las "Cantigas de Santa María", un total de 420 composiciones literarias conocidas también como "Loores et Milagros de Nuestra Señora".

En clave jacobea habla en la cantiga número 217. En ella relata cómo un Conde francés que recorría el Camino no pudo entrar en la Iglesia hasta que se confesó; ya que era pecador empedernido. En otra, la número 218, nos cuenta de un pobre peregrino alemán paralítico, quien no fue sanado tras su llegada a Santiago y su petición al Santo, de regreso la Virgen obró el milagro de su curación. Idéntica historia se repite en la cantiga 268, aunque en esta ocasión tiene a una noble señora de Francia como protagonista.

Curiosa es la 355 en la que se narra como "... una mujer lasciva requiere de amores a un casto mancebo cuando se dirigía éste, en solitario, por el camino transportando un sillar para la iglesia que se estaba construyendo a la Virgen. El mancebo no accede a las lúbricas pretensiones de la mujer, y ésta, contrariada, le denuncia. Es condenado a la horca y ejecutado. Pero cuando acuden a recoger el cadáver comprueban que está con vida. Los ángeles, por indicación de la Virgen, han colocado, bajo los pies del ajusticiado, el sillar que éste condujera para la construcción del templo."

En la número 227, una historia de moros. En ella se cuenta como la Virgen libra a un Caballero, que había sido apresado por los infieles, haciéndole invisible ante los guardias que le custodiaban. La 229 nos narra como Santa María impide el acceso de los moros a su iglesia con intención de destrozarla, dejándoles ciegos y paralíticos. Incluso, ampliando el "campo de acción" la cantiga 313 cuenta cómo Santa María libró del peligro a un barco en alta mar después de que los marineros recurrieron a Nuestro Señor Jesucristo, San Pedro, Santiago, San Nicolás, San Mateo y otros muchos santos y santas, para al final acordarse de la Virgen de Vila-sirga.

Pero no sólo es arte religioso lo que hay en la población. En el orden civil destaca el Palacio de los Condes de Villasirga, hoy convertido en Casa Consistorial. Este edificio se ubica frente a la iglesia de santa María. En su fachada aparecen varias cabezas góticas reaprovechadas que miran desafiantes al edificio de enfrente. Su construcción se inició a principios del siglo XVIII, finalizándose las obras, como ya se ha dicho en 1713.

En cuanto a los edificios comunales, además del mencionado Ayuntamiento existe también un antiguo pósito utilizado desde tiempos remotos como panera o depósito de granos. En él la Administración Local guardaba el grano procedente del pago de los impuestos satisfechos en especie por los habitantes del lugar. Este edificio, que se conserva hoy en plena plaza mayor y frente a la iglesia, se convirtió en el año Jacobeo de 1965 en un típico mesón. Ligado al mismo desde el año de su apertura y hasta su fallecimiento en abril de 2003, Pablo Payo, un hombre del Camino, ha regentado este mesón, cuya continuidad está asegurada. Su figura, con el atavío tradicional de los romeros antiguos, ha sido familiar a todos los eventos que han tenido lugar en el camino francés, que ha sabido animar con el mismo arte que ponía en atender a los peregrinos que pasaban por su puerta. Justo es el título que el mundo jacobeo le concedió: "Mesonero Mayor del Camino de Santiago".

Tras abandonar Villalcázar de Sirga el último tramo hasta Carrión, a escasos seis kilómetros, discurre sobre una loma ligeramente destacada del entorno que nos permite extender la mirada a un horizonte lejano borrado por la calima, pero que nos regala, en las primeras horas de los días claros, la visión de los perfiles cortados de la Cordillera Cantábrica. Con la bella perspectiva de su silueta en el horizonte se llega a Carrión de los Condes por un trazado que discurre rodeado de cultivos de trigo y cebada que suben y bajan por el suave relieve de la Meseta, donde una imperceptible elevación marca el cambio de vertiente entre dos valles. Nuestro siguiente punto de parada es la más importante ciudad del Camino en la provincia de Palencia. Desde lejos se atisba que nos encontraremos con una ciudad grande, aunque mucho más lo fue en el pasado cuando se dice llegó a tener 12.000 habitantes. Desde entonces, su población se ha visto sensiblemente mermada con el discurrir del tiempo hasta los poco más de dos mil quinientos vecinos con los que cuenta en la actualidad.

Son varias las torres de las iglesias que se alzan sobre el perfil de esta ciudad a la que muchos peregrinos elogian en sus relatos. Así, el célebre clérigo francés Aymeric Picaud dejó constancia de sus impresiones de esta zona en el "Códex Calixtinus" cuando dice: "Luego viene Karrionus que es villa próspera y excelente, abundante en pan, vino, carne y todo tipo de productos".

Aunque consta que existió una importante población romana su época histórica más destacada y principal hay que datarla en los tiempos del medievo como ciudad unida a la Corona de León, primero, y a la de Castilla, después.

Es entonces cuando dentro de sus murallas se celebran importantes reuniones de cortes y en el monasterio de San Zoilo algunos renombrados concilios. Esta importancia se debe principalmente al poder predominante que tiene la familia de los Beni Gómez como Condes de la Ciudad y Señores de una amplia extensión que abarcaba lo que hoy es gran parte del centro de la provincia.

Hijos de los terceros Condes de Carrión son los conocidos "infantes" a quienes la Historia ha desacreditado extensamente tanto en el fondo como en la forma al ser personajes ampliamente mencionados en la gesta del "Cantar del Mío Cid". En este, de autor anónimo, se relatan la legendaria boda de los infantes de Carrión con las hijas del Campeador, las afrentas del Cid hacia los carrioneses en Valencia y el maltrato a las hijas de éste por parte de los descendientes de los Condes. En definitiva, toda una creación literaria de episodios fantásticos que carecen del más mínimo rigor histórico.

Esta vinculación desde el nacimiento del Condado a la Corona se vio ampliada en reinados posteriores, especialmente con el rey Alfonso VI. La importancia de la ciudad en relación con la monarquía se ve aumentada en tiempos de Doña Urraca, desposada con Alfonso I de Aragón el Batallador, y cuyo matrimonio se caracterizó por la variabilidad temperamental de ambos cónyuges, lo que motivaba continuas luchas civiles, siendo la ciudad de Carrión escenario de muchas de ellas.

Esta continua presencia real en Carrión, que durante muchos años de la Alta Edad Media recibe el nombre de Santa María primero y Santa María de Carrión más tarde, no es única. Otros monarcas pasearon por sus calles o habitaron en la ciudad durante largas temporadas, entre ellos: Alfonso III, Fernando I, Alfonso VII, Fernando III, Sancho IV y Alfonso XI, destacando que la última visita real fue la de Felipe III.

Importantes fueron los hospitales para peregrinos que hubo en la ciudad, y que según todos los estudios ascendió a más de una docena. Algunos de estos hospitales llegaron a tener reconocida fama y así lo hacen constar multitud de documentos y relatos de peregrinos. Uno de los más famosos fue el hospital de la Herrada, fundado por Don Gonzalo Ruiz Xirón, Mayordomo Mayor del rey Alfonso IX de León, y que recibió el hombre de La Herrada porque a su puerta, que coincidía con la senda de los peregrinos, tenía siempre una herrada o cubo de agua fresca para saciar la sed de los caminantes.

Tanta historia acumulada durante siglos tiene su reflejo en el rosario de monumentos que el tiempo ha dejado todavía hoy en la ciudad; pues aunque la trama urbana de Carrión no tiene el diseño medieval que debería haber conservado, todavía podemos contemplar la cantidad y calidad de monumentos que el tiempo nos dejó.

A la entrada de la Ciudad, siguiendo el recorrido del Camino de Santiago que desde Villasirga nos acerca a Carrión, se encuentra la ermita de la Virgen de la Piedad (s. XVI), de pequeñas dimensiones con una sola nave, cubierta con artesonado de madera y bóveda de cañón en la cabecera. Posee un arco triunfal gótico para remarcar el presbiterio y una ventana de igual estilo que lo ilumina. Los soportales servían como refugio de peregrinos al ser la primera edificación que se encuentran al entrar al municipio.

El Real Monasterio de Santa Clara de Carrión es una de las fundaciones más antiguas de clarisas en España. Puesto en pie por dos compañeras de la Santa en el Palacio de Doña Mencía López de Haro, Reina de Portugal. Su iglesia conventual es de una sola nave, con bóveda de cañón construida en los primeros años del siglo XVII. El retablo mayor se colocó en 1619. Es éste un retablo relicario que posee en su banco ocho bustos relicarios.

En el retablo colateral del lado del Evangelio se rinde culto a la mejor escultura del monasterio: el Sagrado Corazón de Jesús o el Santo Cristo, magnífica obra contratada a Gregorio Fernández. Al otro lado, una imagen de Nuestra Señora de la Piedad, también de Gregorio Fernández de hacia 1620, y adosado a la pared el sepulcro de la Condesa de Osorno y esposa de Gómez Carrillo, Doña Aldonza Manrique. Este sepulcro de alabastro y piedra caliza del siglo XVI, se atribuye a Miguel de Espinosa. A los pies de la iglesia, hay un bello frontis de azulejos de Talavera de la Reina.

Muy aleccionadora es la visita al Museo del Monasterio. A través de sus piezas quedan recogidos los ochocientos años de vida conventual destacándose entre otras, los restos de un artesonado del siglo XIII.

La iglesia Parroquial de Santa María de las Victorias y del Camino (B.I.C. desde 1931) es el templo más antiguo de Carrión actualmente conservado. De estilo románico y de inicios del siglo XIII está relacionada con varios monumentos de peregrinación, tanto franceses como españoles. Su planta es similar a la de Jaca o Frómista, aunque la construcción románica inicial ha sido agrandada con añadidos de épocas posteriores y una profunda restauración en el siglo XVII que la salvó de la ruina. Posee tres naves, crucero alineado en planta y cabecera, dos ábsides semicirculares mientras que el central es recto, y varias capillas de distinta época. La iglesia se dedica a la Virgen de las Victorias, título que hace alusión a la derrota sufrida por los musulmanes cuando quisieron cobrar el famoso y legendario "Tributo de las Cien Doncellas".

En relación con este tributo en Carrión se cuenta la leyenda de que el rey Aurelio (768-774), tras proclamarse Rey de Asturias y con el fin de conseguir la paz con los seguidores de Alá, condescendió en que algunas doncellas de linaje noble fueran entregadas cada año a los moros. Nació así el célebre "Tributo de las Cien Doncellas" que permaneció vigente en los Reinos de Asturias y León hasta que el mismísimo Apóstol Santiago participó activamente en la batalla de Clavijo en el año 884, siendo rey de Asturias Ramiro I.

De este hecho singular quedan algunas representaciones artísticas y literarias en el actual templo de Nuestra Señora de las Victorias o del Camino en Carrión de los Condes. Así por ejemplo, en la parte inferior de un cuadro de grandes dimensiones colocado en el retablo de uno de los ábsides laterales del templo se recoge el siguiente texto que reproduce el suceso:

"En tiempo del Rey Miramamolín le fue tributario del Rey Mauregato de cuatro doncellas que tocaban a esta Villa y llegando al sitio con los moros que las llevaban, se encomendaron a esta imagen de la Virgen para que las librase de su cautiverio, lo que fue Dios servido por medio de cuatro toros que se aparecieron, pues acometiendo furiosos a los moros, les quitaron las doncellas y mataron la mayor parte de ellos, quedando las doncellas solas y los toros en su guarda, hasta que los vecinos las recogieron".

"Con el milagro quedaron las doncellas libres y esta villa exenta de tal tributo y sucedió por las pascuas del Espíritu Santo y en estos días hay dos procesiones y sermón desde el año 826
".

Además de en el aludido cuadro sobre tabla, en la portada sur del templo (que los peregrinos ven a su paso) los capiteles del lado izquierdo hacen referencia a esta fabulosa leyenda. Este acceso iniciado hacia 1130 está flanqueado por dos pares de toros pareados a modo de ménsula y que hacen referencia al milagro ocurrido con las doncellas. En recuerdo de esta fabulosa historia se desarrollaron hasta mediados del siglo XIX grandes y populares fiestas en las que, como relata en Maestro Ponz en su célebre libro de viajes, se pronunciaban: "Tremebundos sermones y claros disparates en relación con el hecho del tributo de las cien doncellas" y, en la plaza junto a la Iglesia de Santa María, "se corrían novillos y toretes".

Perdida esta fiesta, en los años finales del siglo XX se recuperó parte de la tradición y se la vinculó al Apóstol Santiago. Así, en los días cercanos a la festividad del 25 de Julio de cada año se desarrollan una fiesta medieval de moros y cristianos por las calles y plazas de Carrión, y la constitución de Cortes en el marco incomparable del refectorio del Real Monasterio de San Zoilo.

Esta puerta sur a la que se ha hecho referencia al eludir al tributo fue decorada por escultores de la escuela hispano languedociana. La forman un gran arco de medio punto con arquivoltas figuradas. Está cerrada por un friso escultórico que representa la historia de los Reyes Magos, tema de peregrinación al ser los Magos de Oriente simbología de los primeros peregrinos...

El obispo de Palencia, Fray Juan de Molino Navarrete, determinó derribar en el siglo XVII la cabecera románica del templo y hacer una nueva, momento aprovechado para restaurar todo el edificio y brindarnos su actual aspecto. El retablo mayor es de estilo churrigueresco. Junto al ábside, la imagen titular del templo es una obra de piedra, de estilo gótico, de gran calidad y cuidada policromía. Frente a la imagen se encuentra el Santo Cristo del Amparo, imagen gótica del siglo XIV, de escuela alemana de las llamadas "renanas".

La iglesia de Santiago (B.I.C. desde 1931) fue edificada en el siglo XII estando inicialmente adosada a la primitiva muralla de la villa. Actualmente el edificio lo forman varias partes que responden a épocas constructivas distintas, pudiéndose decir que es medieval el muro hastial, la portada y la cabecera, formada por tres ábsides semicirculares que han perdido su altura primitiva. La única nave, la sacristía y las capillas laterales son obra del siglo XVI. La torre actual, que destaca a este templo entre el caserío asfixiante de la calle de la Rúa, es obra de 1765 aunque con una reforma drástica en su cubierta, que igualmente ha afectado a todo el inmueble.

Sobresale por su interés artístico la fachada occidental, formada por una puerta de arco de medio punto, con una arquivolta figurada, en la que aparecen diferentes oficios y los gremios que tanta importancia tuvieron en la Edad Media. Son veinticuatro figuras, veintidós de ellas humanas y dos son leones. Esta arquivolta descansa sobre una columna a cada lado, con fuste estriado en zigzag y dos capiteles historiados con escenas y referencias al bien y al mal.

El friso de la parte superior, representa la Jerusalén Celeste, con los Apóstoles y Cristo como Juez del Mundo en el final de los tiempos. Centra el friso Cristo Majestad y los cuatro Evangelistas en su forma antropomórfica: Mateo, el ángel; Marcos, el león; Lucas, el toro y San Juan, el águila. El apostolado que se desarrolla en el friso, con seis Apóstoles en cada lado, ha sido sin duda alguna la parte más perjudicada de toda la fachada. El lado izquierdo es el mejor conservado, las figuras se encuentran más completas y conservan los arcos trilobulados originales que las enmarcan.

El Museo de Arte Sacro instalado en su interior agrupa de un modo muy peculiar diferentes piezas procedentes de diversas iglesias que hubo en Carrión y que hoy han desaparecido. La ciudad llegó a contar con doce parroquias y una veintena de templos.

Al hilo de la descripción de la iglesia de Santiago resulta de interés traer a colación la tradición que relata la existencia en la periferia del Camino palentino, concretamente en Paredes de Nava (cuna de ilustres creadores como Jorge Manrique y Pedro Berruguete) y exactamente en el museo ubicado en el interior de la iglesia de Santa Eulalia de un relicario del siglo XV que tiene adosado a su tapa la costilla de Santiago el Mayor. En su inscripción se lee: "Aquí está una costiella del apostole, santiago el mayor, ésta costiella estaba en la capiella de les Angeles de Oviedo, con las reliquias que ahí están, de don fernando, fiyio del conde don alfonso progó mucho al obispo don guillem, que se la diese... el diosela". Al menos, ante la posible duda sobre la veracidad de los restos conservados en la tumba apostólica compostelana, y siempre según la tradición, en estas tierras de Palencia se custodia aunque sea a la vera del Camino la costilla... la segunda del lado derecho del hijo del Zebedeo.

Fuera del itinerario que siguen habitualmente los peregrinos se localizan otros interesantes edificios religiosos que bien merece la pena visitar. El peregrino que continúe por la Calle de la Rúa, peatonalizada recientemente al igual que la Plaza Mayor y la Calle de Santa María, y después de quedar admirados por el inigualable Pantocrátor de la iglesia de Santiago del que se ha dicho que recuerda la serenidad del Cristo de Chartres y anticipa la majestad del esculpido por el maestro Mateo en Santiago de Compostela, se encontrará a la derecha con una plaza que da acceso a la plazoleta de San Julián en donde se localiza el templo de la misma advocación.

La iglesia de San Julián es una de las más antiguas de la ciudad. El templo se reedificó de nueva planta gracias a la munificencia de Don Hernando de Berrio y Ribera, que fue Maestre de Campo de su majestad y Regidor perpetuo de Panamá. El interior se cubre con bóveda de cañón con lunetos y cúpula sobre el crucero. Posee en la fachada los escudos de los patronos del templo y la figura del santo titular en madera. El retablo mayor y los dos colaterales son de estilo barroco, formando un soberbio conjunto. Las esculturas de los tres retablos fueron contratadas en 1706 a Pedro del Mazo Vélez.

Mientras se remonta la Calle de Esteban Collantes se contempla la torre de la iglesia parroquial de San Andrés Apóstol, edificio religioso conocido como "La Catedral de Carrión de los Condes". Es esta una de las parroquias más antiguas de la ciudad, aunque el edificio actual fue construido a lo largo del siglo XVI. Sus tres naves quedan cubiertas a la misma altura, con separación de pilares cilíndricos que dividen el interior en cinco tramos, salvo en la capilla mayor que es ochavada.

Desde la misma Plaza de San Andrés hasta la iglesia de Nuestra Señora de Belén se pasará por delante de la ermita de la Cruz, sede de la Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz encargada de organizar los desfiles procesionales de la Semana Santa local. El edificio actual, asentado sobre el solar que ocupó la Sinagoga y el antiguo Hospital de la Cruz, conserva en parte la fisonomía original que queda un tanto desfigurada por varias construcciones posteriores. Casi por milagro conserva parte de su artesonado estrellado original. La actual Ermita de la Cruz es obra del siglo XVII, con una ampliación del XIX.

Por lo que respecta a la iglesia de Nuestra Señora de Belén, es una construcción de piedra y ladrillo de finales del siglo XV, aunque se continúa trabajando a lo largo de los siglos XVI y XVII. El edificio actual se asienta sobre la zona del primitivo barrio de la Castillería. El retablo mayor es renacentista, del siglo XVI. Dotado de una profusa ornamentación, nos muestra la obra de dos escultores distintos. Posee ocho pinturas al óleo sobre tabla, de influencia flamenca. En el coro bajo merece la pena destacar varios lienzos entre los que sobresale por su calidad San Miguel, copia de un original de Guido Reni.

Retomando el trazado habitual y después de salvar el cauce del Carrión se asoma una frondosa chopera que sin solución de continuidad nos conduce hasta el Monasterio de San Zoilo, prestos ya a abandonar la ciudad. El Real Monasterio de San Zoilo (B.I.C. desde 1931), en su origen de San Juan Bautista, pudo erigirse ya en el siglo X. En 1076, la condesa Teresa dona el monasterio a Cluny. La construcción fue ordenada por la propia Condesa, quien también mandó levantar el hospital del monasterio. Los sepulcros de esta Condesa, de su marido Gómez Díaz y de alguno de sus hijos reposan hoy a los pies del templo junto con otros de diferentes personajes.

Lógicamente, un monasterio tan antiguo y poderoso reformó su casa en múltiples ocasiones, sobretodo en los siglos XVI, XVII y XVIII. La parte más antigua actualmente conservada es la portada románica que da acceso a la iglesia, aparecida durante unas obras en 1993.

En el siglo XVI se construyó un gran claustro procesional, obra renacentista iniciada en 1537 por el arquitecto Juan de Badajoz "el Mozo", finalizándose el claustro en 1604. A lo largo de todo ese tiempo trabajan en el mismo distintos arquitectos y toda una pléyade de escultores. El claustro bajo se concluye en el año de 1577. Esta es una de las grandes obras Benedictinas recogiéndose en sus bóvedas la genealogía de Jesucristo según San Mateo, iniciada con los primeros padres: Adán y Eva, y con la representación, entre otros, de los Condes refundadores del Monasterio. El programa iconográfico de las bóvedas se completa con la representación de toda la descendencia espiritual de San Benito.

En el siglo XVII se renovó totalmente la iglesia erigiéndose la actual de enormes proporciones, sobre los restos de la románica y respetando partes de lo anteriormente construido como la base de la torre románica y el perímetro del antiguo edificio románico. Al exterior del templo, llama poderosamente la atención la fachada principal de la iglesia, obra de dimensiones catedralicias atribuida al arquitecto palentino Felipe Berrojo. En el interior y presidiendo el presbiterio el retablo mayor de la iglesia de Santa María de Arbís de Baquerín de Campos, fechado hacia 1647 y realizado por un seguidor de Gregorio Fernández.

El tramo del Camino que va desde Carrión de los Condes hasta el límite de la provincia de Palencia con la de León no difiere en mucho de lo relatado hasta ahora. En lo histórico, continuamos en unas tierras que durante el medievo pertenecen a la Corona leonesa. No obstante, la vida y el desenvolvimiento histórico de estos pueblos estuvo siempre más cerca del Reino de León que lo que lo estuvieron los territorios junto al río Pisuerga que, aunque leoneses en lo político, habían sido lugares en los que la repoblación y su consiguiente consolidación estuvo más vinculadas al condado de Castilla.

En cuanto al paisaje y a los elementos que lo constituyen, pocas diferencias con lo visto si exceptuamos que su recorrido se hace mucho más monótono y que salvo en algunas localidades muy puntuales el resto carece de la riqueza artística que hemos podido encontrar en los kilómetros anteriores. Seguramente por eso, en los relatos de peregrinos, ya sean o no medievales, se indica que este es un tramo a recorrer a toda prisa; no se deja en ellos constancia especial sobre hechos o recuerdos, convirtiéndose el trazado en una carrera hasta llegar a las villas de mayor tradición jacobea y con mejores infraestructuras.

Después de abandonar Carrión se nos ofrecen dos posibilidades: recorrer el itinerario más tradicional por los caminos milenarios que se utilizaron desde la época romana o el que los hombres del progreso diseñaron a base de asfalto y denominaron como Carretera Nacional. En la actualidad la elección no ofrece dudas. Los viejos caminos de piedra y tierra para los peregrinos y los asfaltados, que seguidamente reseñamos, para turistas y viajeros de costumbres rápidas.

Este camino para turistas y viajeros discurre por la Nacional 120 y nos acerca primero, tras seis kilómetros de recorrido, al municipio de Calzada de los Molinos. Este enclave se sitúa a las orillas de un pequeño riachuelo, el Izám, curso fluvial que posiblemente tomó el nombre de la vía romana o calzada que no pasa por la población sino por el término municipal que, según la historia, fue lugar de behetría de Don Juan Alfonso y que aunque posiblemente no recibió muchos peregrinos, al utilizar éstos la senda romana, sí que recogió el espíritu jacobeo al dedicar su iglesia a Santiago Apóstol. En el interior del templo, el centro del retablo está ocupado por un gran altorrelieve de Santiago Matamoros al que la tradición local quiere ver vestido con ropas "moras".

La horizontalidad de la meseta se deja sentir con toda su inmensidad cuando se recorre en coche esta carretera que nos lleva seguidamente hasta Cervantes de la Cueza, una localidad sin excesivo interés histórico-artístico; pues de sus antiguos templos casi nada queda. Tan sólo un vago recuerdo de su esplendor perdido y las dos torres de ladrillo de las antiguas iglesias parroquiales de Santa Columba y San Miguel que luchan por permanecer en pie. Es el ladrillo el elemento constructivo que con mayor frecuencia veremos en estas tierras del Camino para la construcción de este tipo de edificios. La nueva iglesia parroquial de Santa Columba y San Miguel se construyó a mediados de siglo XX, gracias al patrocinio de la República Argentina al ser oriundo de esta localidad el padre del General San Martín, libertador de Argentina y héroe de Sudamérica, y conservarse La Casa del General San Martín (B.I.C. desde el 2000) convertida en un recoleto Museo. Esta nota sentimental para los latinoamericanos en general, y particularmente para los argentinos, es el único acento destacado del lugar.

Mucho más interesante es la pequeña localidad de Quintanilla de la Cueza, situada unos kilómetros más adelante por la Carretera Nacional 120, la misma por la que venimos transitando desde Carrión. La relevancia de este pequeño enclave se debe a que en su término municipal se asienta la Villa Romana de la Tejada, uno de esos "fundi" del siglo II cuya etapa de esplendor habría que fijarla a mediados del siglo III, finales del siglo IV de nuestra era, decayendo ya en el siglo V.

Dentro de su caserío destaca su iglesia parroquial de la Asunción, templo en el que son muy notables sus espléndidos artesonados mudéjares y su retablo de pinturas renacentistas.

Este mismo itinerario nos puede llevar a Calzadilla de la Cueza y desde allí unirnos al tramo más tradicional del Camino Francés. Pero también, se puede viajar por una serie de pueblos por cuyas carreteras comarcales - aquí no hay caminos de peregrinación - enlazar con Sahagún, ya en la provincia de León. Este itinerario pasa por: San Román de la Cuba, Pozo de Urama, Villada y Pozuelos del Rey, en la provincia de Palencia, y Grajal de Campos, en la de León.

Después de viajar por este camino alternativo volvemos al itinerario más tradicional, hecho a base de camino de piedra y tierra desde Carrión. Pese a lo que pueda parecer, el viejo camino romano y medieval es más corto que el trazado con planos y modernas técnicas, lo que viene a demostrar que no siempre lo que consideramos más moderno es lo más útil. Fue, desde tiempos muy remotos, la vía por donde discurrían gentes, comerciantes, legiones, guerreros y peregrinos.

Este es seguramente uno de los tramos más característicos de todos cuantos veremos por la ruta Jacobea. Hay quien lo identifica, como ya se ha dicho, con el ejemplo de la monotonía del paisaje. Otros, sin embargo, lo señalan como el tranco más característico de lo que entendemos como el horizonte rectilíneo de la estepa castellana, y todos lo entienden como el símbolo, que aunque duro de recorrer por la ausencia casi total de arbolado, es imprescindible para entender el "tópico" de la meseta castellana, incomprensible si no se recorren esta docena de kilómetros totalmente ascetas, desprovistos de todo.

Además, hay que señalar que este es un espacio único para el recogimiento nocturno y la observación de las estrellas. En ninguna otra zona como en ésta nos imbuiremos de un Camino de Santiago hecho tierra bajo los pies y Vía Láctea en el cielo. La carencia de poblaciones y, por ello, la falta de luz y brillos lo convierten en un observatorio ideal, en una oportunidad única que pocas veces se nos presentará de nuevo. Este tramo jacobeo es para recorrerlo de noche o en las primeras luces de la mañana..., o cuando el sol se pone en las últimas horas de la tarde. Una puesta de sol en estos campos, sólo es comparable con las que encontraremos en Finisterre. Al fin y al cabo es la misma estampa de la muerte del Sol: en Galicia porque el astro rey se precipita en el mar y aquí porque se retira a acostarse en el mar de campos que es esta tierra.

A tan sólo cuatro kilómetros de Carrión la historia nos relata la vida, ciertamente brillante, de la Abadía de Benevívere y del Priorato u Hospital de San Torcuato. Para llegar hasta allí hay que tomar primero la estrecha carretera local que conduce a Villotilla, entre cultivos de trigo, cebada y maíz regados por canales que no llevan casi agua pero que permiten el crecimiento de largas espadañas.

Las características de la zona fueron bien tenidas en cuenta para que en el año 1169 D. Diego Martínez Sarmiento de Villamayor se decidiera a fundar una Abadía que abrazó las reglas de la Orden de San Agustín y que fue generosamente dotada por este Conde y mayordomo del rey Alfonso VIII. Tuvo espléndida vida hasta los tiempos de la Desamortización que acabaron con el monasterio y el hospital, y sumieron en el abandono a unos edificios que debieron ser muy notables. Las últimas piedras de sillería de este complejo monacal fueron desmontadas y utilizadas para la construcción del Ayuntamiento de Carrión a finales del siglo XIX.

Tras atravesar un soto denso con avellanos en donde se puede sorprender a algún pito real trepando por los arrugados troncos de algún álamo, se avanza por un paisaje llano de líneas horizontales, por la senda conocida como "parva de peregrinos". Ésta no es más que un camino recto, recto, recto, cuyo final se pierde en el horizonte. Un espacio de campo raso, donde todo es horizonte y los únicos elementos verticales en el terreno son algunas oscuras encinas aisladas y las choperas que se dejan atrás, en la vega del río Carrión. Ante el peregrino se extiende la cinta parda y rectilínea de la pista por la que se pierde el Camino en el horizonte a través de terrenos amarillos uniformes y donde los jacobitas pisarán la misma vía que un día los romanos construyeron como camino hasta Astorga. A través del páramo cerealista, lejos de todo asentamiento humano, este recorrido por Tierra de Campos puede depararnos la sorpresa de avistar al ave más representativo de los medios esteparios: la avutarda. Pese a su gran tamaño no es fácil dar con ellas en la inmensidad de los cultivos. La mancha blanca que lucen sobre el ala y su pausado aleteo nos permiten distinguir esta especie protegida si se atisba un bando en vuelo.

El sacerdote de Bolonia, Doménico Laffi, y su amigo y pintor Doménico Codici hicieron el Camino de Santiago hacia 1670. El testimonio escrito de este peregrino italiano se ha convertido es una de las fuentes del Camino. Sobre el trazado jacobeo que venimos describiendo dejó escrito lo siguiente: "... tan pronto como desayunamos marchamos, y al salir de Carrión, encontramos un gran convento, donde dan la vianda de Pan y de Vino a los peregrinos. Recibida ésta, caminamos por un gran arenal todo cubierto de langostas, por cuya causa a penas podíamos avanzar por la campiña. Encontramos cuatro setas de enorme tamaño, que si se cuenta no se cree, porque pesaban cuatro libras. Las cogimos y nos dirigimos a Cascadegia, alejada cuatro leguas, pues ya era tarde. Como llegamos de noche no encontramos alojamiento por lo que fue necesario quedarnos en el campo, pero estuvimos contentos con los alemanes que iban con nosotros."

Tras el discurrir por esta peregrina o aventurera parva en la que Laffi recogió tan enormes hongos, cuando el trazado parece no tener fin y oculto por una depresión del terreno, que no se aprecia hasta que no se está literalmente dentro de él, llegamos al pueblo de Calzadilla de la Cueza que se convierte así, ante todo, en refugio de peregrinos cuyo término ya aparece citado en varios documentos medievales. El municipio es mencionado también en varios relatos de peregrinos que le sitúan con exactitud a medio camino entre Carrión y Sahagún.

No serán pocos los que piensen que la atribución del nombre de Calzadilla se debe a la senda de los peregrinos. Ciertamente no es así, el nombre lo recibe de la Calzada Romana o Vía Aquitana a cuya vera nació el pueblo. Marta Herrero de la Fuente recoge en la Colección Diplomática del Monasterio de Sahagún como ya en el año 984 se cita a Calzadilla: "In villa quam dicunt Calzadella in territorio de Carrione en valle de Quoza". Por entonces no había aún Camino de Santiago, ni peregrinos.

Su traza urbana es bien sencilla. El pueblo no es otra cosa que unas pocas casas erigidas a lo largo de una calzada romana convertida en la Edad Media en Camino de Santiago. La iglesia parroquial de San Martín se sitúa en el noroeste del pueblo y posee una única nave dividida en tres tramos cubiertos con bóveda de arista y cúpula rebajada en el crucero. Lo más sobresaliente de la misma es su retablo mayor, obra del segundo tercio del siglo XVI, de un discípulo de Juan de Juni, quizás Angés o Manuel Álvarez. Este magnifico retablo renacentista no fue un encargo de esta humilde parroquia, sino que procede de la capilla del desamortizado Hospital de Santa María de las Tiendas. Es muy interesante un gran lienzo de la Virgen del Carmen y las Benditas Ánimas del Purgatorio, obra del escultor y pintor palentino Mariano Lantada Guerra.

Dejado atrás Calzadilla continúa el itinerario por un valle más estrecho, cerrado por dos lomas laterales de robles achaparrados y por cuya vega discurre el río Cueza. Enseguida se pasa frente a los exiguos restos del monasterio de Santa María de las Tiendas, del que apenas se conserva la fachada de su iglesia englobada en una alquería, morada de una pareja de cernícalos. Junto a la carretera nacional y a la senda habilitada para los modernos peregrinos se mantienen en pie con enorme dificultad estas edificaciones que son el recuerdo, sólo el recuerdo, de lo que fue el Hospital del Gran Caballero o de las Tiendas, hoy finca de Santa María de las Tiendas.

Nuestro peregrino italiano Laffi da cuenta en su relato de la buena acogida que se le dispensaron en el siglo XVII en este lugar dejándonos escrito lo siguiente: "A la mañana seguimos avanzando por aquel arenal. A pocas leguas de la tierra de donde partiéramos encontramos un hospital muy rico y grande que se llama Hospital del gran caballero donde dan la vianda a los peregrinos de pan y vino y carne, que en este lugar se da en abundancia por la gran cantidad de ganado que tiene. Nos dieron también dos requesones y un mollete a cada uno, y de beber...".

El curioso apelativo de las Tiendas hay que localizarle en un diploma del año 1222 en el que se menciona como: "Hospitali Ordinis Milicie Sancti Jacobi quod dicitur las Tendas de Bernardo Martini". En otra referencia del año 1302 aparece como nombre del hospital el de Las Tiendas de Bernal Martín.

A este Bernardo Martín le debemos esta fundación que nos es conocida por la exención del pago de tributo, impuesto o pecho que otorga el rey Alfonso VIII en el año 1182. Ocho años más tarde adquirió gran fama al pasar a la Orden de los Caballeros de Santiago cuando les fue donado por su fundador con el beneplácito del Rey. La Orden ostentará la propiedad hasta la desamortización del siglo XIX. Esta Orden puso pronto al frente del hospital a un comendador. El mismo prior de la Casa Central de Uclés ordenará en 1211 cómo se han de distribuir las rentas del hospital: cuánto percibirán los clérigos de su iglesia y el comendador y cuánto se destinará a atender a los peregrinos y a los pobres.

La desamortización convirtió el Hospital en una finca agrícola de propiedad privada. Desde entonces mantuvo, con importantes modificaciones, unos edificios que desde hace unos años han sido totalmente abandonados para presentar hoy una lamentable ruina pese a los intentos fallidos de hace unos pocos años de recuperar los inmuebles para su uso como Centro Jacobeo de ayuda al peregrino.

Después de revivir el recuerdo glorioso del pasado un poco más adelante alcanzamos el pequeño núcleo de Ledigos. Antes, en los campos del lado opuesto de la carretera todavía se conservan algunos palomares de adobe, de planta circular, con los tragaluces para la entrada y salida de las aves y característicamente pegados al alero del tejado. Por lo que respecta a nuestro siguiente lugar de parada decir que esta pequeña población pertenecía en su tiempo al Obispado de León, aunque su iglesia, la única que ha habido desde siempre en el lugar, estaba vinculada a la Mitra Compostelana en el siglo XIII. Esta situación de dependencia nace allá por el año 1028 cuando Doña Urraca, madre del rey Bermudo III de León, ofreció el lugar al apóstol Santiago. El ofrecimiento comprendía edificios, palomares, prados, viñas y todas las posesiones. La confirmación de la donación la hace Alfonso VII y, más tarde en el año de 1218, Fernando III el Santo eximió a esta villa de Ledigos de todo pecho y servicio, encomienda o cualquier pago que no fuese para la Iglesia de Santiago de Compostela, representada por el Arzobispo y el Cabildo.

Con tales antecedentes históricos parece lógico que su templo parroquial esté dedicado al apóstol Santiago. Es esta una iglesia de una única nave, cubierta con bóveda de arista y cúpula ciega en el presbiterio. A los lados del mismo hay dos capillas cubiertas con bóvedas de arista con yeserías barrocas. Su retablo mayor es rococó y posee tres esculturas dieciochescas de San Antón, San Antonio de Padua y Santiago Peregrino. Se complementa con una imagen mariana del siglo XVI y una pintura sobre la Dormición de la Virgen en el ático.

La tradición hospitalaria se reduce a una institución dedicada a San Lázaro, que no debió ser muy importante. Ya en el año 1752 consta que se encontraba en ruinas, lo que motiva que se ordene su demolición, argumentándose que la atención a los peregrinos y a cualesquiera otros que atendiese la institución podía muy bien ofrecerse en el de las Tiendas, unos kilómetros atrás, o en el de San Nicolás, unos kilómetros más adelante.

Seguimos avanzando por un terreno irregular, de relieves suaves que permiten extender los labrantíos a todas las laderas. Hasta no hace mucho en esta zona se podían encontrar algunos viñedos, que rompían la monotonía cerealista. El espacio que antes ocupaban las cepas ahora arrancadas se dedica al trigo y a la cebada, los principales cultivos agrícolas de estos lares por su gran resistencia al frío y a la sequía, con algún que otro intervalo de parcelas plantadas con avena y girasoles. Terradillos de Templarios es nuestro siguiente lugar de parada. Sabemos que el Camino de peregrinos propiamente dicho no pasaba por el pueblo, sino por sus cercanías en donde se han localizado lo que fueron dos despoblados que sí corresponden al itinerario jacobeo: el de San Juan y el del Convento de los Templarios.

El primero, situado al borde de un arroyo, aparece citado en algunos itinerarios de peregrinos del siglo XVI y todavía es mencionado por Doménico Laffi en el año 1676, para a partir de entonces irse despoblando hasta desaparecer por completo sin que en la actualidad quede ningún resto. El otro se vincula a los Templarios al ser este enclave lugar de la Orden del Temple desde el año 1191. Este núcleo, aunque abandonado por la Orden Templaria, mantuvo en pie algunas instalaciones hasta que comenzara su decadencia a partir del XVII. Aunque a día de hoy nada se conserve se sabe que hasta mediados del siglo pasado quedaban algunas pocos restos visibles a un kilómetro al sur del actual caserío.

En este pueblo enclavado en la zona de la Cueza palentina muchos son quienes se han preguntado por la significación de su apellido y su vinculación con la famosa Orden del Temple. Se antoja, por tanto, este punto del trazado ocasión propicia para narrar una leyenda de sabor europeo, porque de más allá de nuestras fronteras peninsulares nos llegó este legado de cultura popular, que tiene relación con el viejo Camino de Santiago a su paso por Palencia.

Históricamente nadie discute que los Templarios, conocidos como los monjes guerreros, fueron los motores de la evolución espiritual de su tiempo y cuyo declive estuvo condicionado por los fines universalistas y teocráticos de su ideario. Esta Orden nacida en Palestina por obra de franceses se convirtió rápidamente en una fuerza multinacional que tomó Europa como meta inmediata y España como centro vital de su proyecto universal. El devenir histórico de los reinos hispánicos estuvo marcado por los casi doscientos años de presencia templaria en los mismos.

En nuestro pueblo de Terradillos existía una pequeña bailía templaria de signo rural y por tanto nada guerrera y que no representaba para esta Orden otra cosa que no fuese las rentas agrarias que proporcionaba para el sustento de sus miembros destinados en sus castillos.

Cuenta la leyenda que cuando Felipe IV, Rey de Francia, decreta la expulsión de los Templarios y por toda Europa se extiende como una mancha de aceite la abolición de la Orden su último Gran Maestre, Jacques de Molay, se salva de morir en la hoguera porque en el último momento otro caballero ocupa su sitio y Molay decide, disfrazado de peregrino, recorrer desde Francia el Camino de Santiago para librarse de una muerte cierta.

Más de mil kilómetros anduvo Jacques de Molay confundido entre los miles y miles de peregrinos que recorrían por entonces la Ruta Jacobea con destino a Santiago de Compostela. Bien se guardó de decir a nadie quien era y sólo llevaba como principal pertenencia una gallina a la que alimentaba y cuidaba como si de su propia vida se tratase. Después de largo tiempo llegó hasta Terradillos de Templarios, un pequeñísimo pueblo perdido en las tierras de la Cueza palentina, allí supo que sus hermanos habían abandonado hacía ya tiempo el lugar para evitar ser pasados a cuchillo como les había sucedido a la mayoría de los pertenecientes a la Orden Templaria.

Pensó que era buen lugar este pequeño pueblo, olvidado prácticamente por todos, para pasar el resto de sus días y así lo hizo. Pobremente vivió muchos años y cuando ya muy viejo le llegó la hora de la muerte decidió matar a la gallina que había sido su compañera.

De todos seguramente es conocido que una de las acusaciones que se formulan contra la Orden Templaria fue el enorme poder que llegaron a acumular tachándoseles de alquimistas, de haber hecho posible convertir el metal en oro y ser poseedores de la "Gallina de los huevos de oro". Esa gallina, compañera en el último viaje del Gran Maestre de la Orden del Temple, se encuentra enterrada según la tradición en las tierras palentinas de Terradillos de Templarios.

Cuenta la leyenda que en los últimos momentos de la vida del Gran Maestre anunció una profecía: "Que en la tarde de un día cualquiera cuando un gallo cante tres veces y el sol se ponga en el lugar dónde el sol muere está enterrada la gallina, que resucitará a las manos de quien la encuentre si éste conserva el espíritu que guió a los Templarios".

A través del tiempo han sido muchas las gentes que se han acercado hasta el pueblo de Ledigos, que dista a sólo unos pocos kilómetros de Terradillos, para desde el altozano allí existente ver morir el sol y escuchar el canto de los gallos. El problema es que cuando el sol muere en el horizonte de la Tierra de Campos castellana es tal el espacio que éste ocupa que se hace ciertamente imposible localizar el sitio concreto dónde desde hace 689 años (en 1312 se suspende la Orden en el Concilio de Vienne) una gallina convertida por los alquimistas del Temple en la gallina de los huevos de oro descansa en paz según narra la leyenda.

Su iglesia parroquial de San Pedro es un discreto templo de ladrillo -algo que comenzará a ser lo habitual en esta zona del Camino- con una única nave en la que el presbiterio queda remarcado por un arco triunfal de medio punto, que resalta sobre el cielo raso que cubre el templo. De su reducido interior destaca una imagen gótica del siglo XIV de Cristo Crucificado.

Este rosario de pueblos en los límites territoriales de la provincia de Palencia son lugares de escasa presencia vecinal, con templos sencillos y de pocas cuando no ninguna referencia hospitalaria y de escasa documentación histórica. En el caso de Moratinos lo único que queda reflejado en los viejos documentos es que este lugar fue donado al monasterio de Sahagún. Donación ratificada en varias ocasiones como en tiempos del rey Alfonso VIII o a mediados del siglo XIV, en que se sabe que el pueblo pertenecía por mitades al monasterio de San Facundo y San Primitivo de la cercana localidad de Sahagún y a particulares.

El reducido templo parroquial de Santo Tomás está construido en ladrillo, cuenta con una única nave de cubierta plana y con cúpula rebajada sobre el presbiterio.

Por lo que respecta al pueblo de San Nicolás del Camino sabemos que existía en la segunda mitad del siglo XII. Probablemente su fundación no es mucho más antigua y, más por tradición popular que por documentación propia sobre el particular, sabemos que hubo un hospital de peregrinos bajo la advocación de San Nicolás junto al cementerio. El municipio estuvo unido a la Orden de los Templarios hasta que en el año 1183 ésta le permuta por otras propiedades con el consentimiento del rey Alfonso VIII.

La iglesia de San Nicolás Obispo, construida en ladrillo, posee una única nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos y cúpula rebajada sobre el crucero que no se traspasa al exterior quedando por ello ciega. De entre sus retablos barrocos, destaca el mayor, obra dieciochesca que cobija la imagen del santo titular que da nombre también al pueblo: San Nicolás.

En San Nicolás abandonamos la provincia de Palencia y entramos en la de León. Pocos kilómetros nos separan del primer núcleo poblacional leonés y ciudad importante en la historia del Camino de Santiago, Sahagún.

Ángel Luis Barreda

 


PRESENTACIÓN:
- Fundación ONCE y Grupo Fundosa
- CERMI
- Ibermutuamur

UN CAMINO PARA TODOS:
- Cronología Xacobea
- El Apostol Santiago en España
- Reivindicación del Camino de Santiago como antigua senda de las personas con discapacidad
- Ciegos juglares, animadores del Camino
- Aventura y picaresca en el Camino
- Del jubileo compostelano, la credencial del peregrino y "La Compostela"
- El por qué del itinerario elegido
- Consejos prácticos
- Normativa sobre accesibilidad
- Bibliografía Xacobea básica
- Agradecimientos


NAVARRA:
- Presentación
- Guía para la reflexión 'Aquí empieza el camino de las estrellas'
Itinerario en tierras de Navarra
Etapa 1: Roncesvalles - Larrasoaña
         Tramo 1: Roncesvalles-Alto de Mezquiritz
         Tramo 2: Alto de Mezquiritz-Puerto del Erro
         Tramo 3: Puerto del Erro-Larrasoaña
Etapa 2: Larrasoaña - Cizur
          Tramo 1: Larrasoaña-Zabaldica
          Tramo 2: Zabaldica-Villava
          Tramo 3: Villava-Cizur Menor
Etapa 3: Cizur - Puente La Reina
          Tramo 1: Cizur-Alto del Perdón
          Tramo 2: Alto del Perdón-Muruzabal
          Tramo 3: Muruzabal-Puente La Reina
Etapa 4: Puente La Reina - Estella
          Tramo 1: Puente La Reina-Lorca
          Tramo 2: Lorca-Estella
Etapa 5: Estella - Los Arcos
          Tramo 1: Estella-Azqueta
          Tramo 2: Azqueta-Los Arcos
Etapa 6: Los Arcos - Viana
          Tramo 1: Los Arcos-Torres del Río
          Tramo 2: Torres del Río-Viana
LA RIOJA:
- Presentación
- Guía para la reflexión 'De Logroño a Grañón'
Itinerario en tierras de La Rioja
Etapa 7: Viana - Navarrete
          Tramo 1: Viana-Logroño
          Tramo 2: Logroño-Navarrete
Etapa 8: Navarrete - Azofra
          Tramo 1: Navarrete-Azofra
Etapa 9: Azofra - Grañón
          Tramo 1: Azofra-Sto. Domingo de la Calzada
          Tramo 2: Sto. Domingo de la Calzada-Grañón

CASTILLA Y LEÓN:
- Presentación

BURGOS
- Guía para la reflexión 'En tierras de Burgos'
- 'El recorrido y la mirada'
Itinerario en tierras de Burgos
Etapa 10: Grañón - Belorado
          Tramo 1: Grañón-Castildelgado
          Tramo 2: Castildelgado-Belorado
Etapa 11: Belorado - San Juan de Ortega
          Tramo 1: Belorado-Espinosa del Camino
          Tramo 2: Espinosa del Camino-San Juan de Ortega
Etapa 12: San Juan de Ortega - Burgos
          Tramo 1: San Juan de Ortega-Ibeas de Juarros
          Tramo 2: Ibeas de Juarros-Burgos
Etapa 13: Burgos - Hontanas
          Tramo 1: Burgos-Rabé de las Calzadas
          Tramo 2: Rabé de las Calzadas-Hontanas
Etapa 14: Hontanas - Itero de la Vega
          Tramo 1: Hontanas-Castrojeriz
          Tramo 2: Castrojeriz-Itero de la Vega

PALENCIA
- Guía para la reflexión 'Palencia entre dos ríos'
Itinerario en tierras de Palencia
Etapa 15: Itero de la Vega - Carrión de los Condes
          Tramo 1: Itero de la Vega-Frómista
          Tramo 2: Frómista-Villarmentero de Campos
          Tramo 3: Villarmentero de Campos-Carrión de los Condes
Etapa 16: Carrión de los Condes - Sahagún
          Tramo 1: Carrión de los Condes-Calzadilla de la Cueza
          Tramo 2: Calzadilla de la Cueza-Terradillos de los Templarios
          Tramo 3: Terradillos de los Templarios-Sahagún

LEÓN
- Guía para la reflexión 'En tierras de León'
- 'El Camino de Santiago en viejas tierras de León'
Itinerario en tierras de León
Etapa 17: Sahagún - El Burgo Ranero
          Tramo 1: Sahagún-El Burgo Ranero
Etapa 18: El Burgo Ranero - Mansilla de las Mulas
          Tramo 1: El Burgo Ranero-Reliegos
          Tramo 2: Reliegos-Mansilla de las Mulas
Etapa 19: Mansilla de las Mulas - León
          Tramo 1: Mansilla de las Mulas-Arcahueja
          Tramo 2: Arcahueja-León
Etapa 20: León - Villadangos del Páramo
          Tramo 1: León-Valverde de la Virgen
          Tramo 2: Valverde de la Virgen-Villadangos
Etapa 21: Villadangos del Páramo - Astorga
          Tramo 1: Villadangos-Hospital de Órbigo
          Tramo 2: Hospital de Órbigo-San Justo de la Vega
          Tramo 3: San Justo de la Vega-Astorga
Etapa 22: Astorga - Rabanal del Camino
          Tramo 1: Astorga-Santa Catalina de Somoza
          Tramo 2: Sta. Catalina de Somoza-Rabanal del Camino
Etapa 23: Rabanal del Camino - Ponferrada
          Tramo 1: Rabanal del Camino-El Acebo
          Tramo 2: El Acebo-Campo
          Tramo 3: Campo-Ponferrada
Etapa 24: Ponferrada - Villafranca del Bierzo
          Tramo 1: Ponferrada-Camponaraya
          Tramo 2: Camponaraya-Pieros
          Tramo 3: Pieros-Villafranca del Bierzo
Etapa 25: Villafranca del Bierzo - O'Cebreiro
          Tramo 1: Villafranca del Bierzo-La Portela de Valcarce
          Tramo 2: La Portela-Ruitelán
          Tramo 3: Ruitelán-O´Cebreiro

GALICIA:
- Presentación
- Guía para la reflexión 'De O'Cebreiro a Sarria'
Itinerario en tierras de Galicia
Etapa 26: O'Cebreiro - Aguiada
          Tramo 1: O´Cebreiro-Viduedo
          Tramo 2: Viduedo-San Xil
          Tramo 3: San Xil-Aguiada
Etapa 27: Aguiada - Toxibó
          Tramo 1: Aguiada-Barbadelo
          Tramo 2: Barbadelo-Mirallos
          Tramo 3: Mirallos-Toxibó
Etapa 28: Toxibó - Campanilla
          Tramo 1: Toxibó-Ligonde
          Tramo 2: Ligonde-Palas do Rei
          Tramo 3: Palas do Rei-Campanilla
Etapa 29: Campanilla - Calzada
          Tramo 1: Campanilla-Castañeda
          Tramo 2: Castañeda-Calzada
Etapa 30: Calzada - Santiago de Compostela
          Tramo 1: Calzada-Arca
          Tramo 2: Arca-Santiago de Compostela

RESUMEN DE ETAPAS:
- Resumen de Etapas

CARACTERÍSTICAS DE ACCESIBILIDAD EN EDIFICIOS:
- Navarra
- La Rioja

Castilla y León
      - Burgos
      - Palencia

      - León
- Galicia