¿Cuál es la diferencia entre la salud mental normal y los trastornos mentales? A veces, la respuesta es clara. Pero, a menudo, la distinción no es tan obvia. Por ejemplo, si tienes miedo de dar un discurso en público, ¿significa que tienes un trastorno de salud mental o un caso de nervios lógicos? ¿En qué punto la timidez se convierte en un caso de fobia social?
¿Qué es la salud mental?
La OMS define la salud mental como «un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad». Según la OMS, la salud mental es más que la mera ausencia de trastornos mentales.
A lo largo de la vida, múltiples determinantes individuales, sociales y estructurales pueden combinarse para proteger o socavar la salud mental. Por ello, es beneficioso conocer estos factores, así como la gestión que se puede realizar de ellos.
En España, según indica la Conferencia de Salud Mental (2023), el 60,7% de la población autoevalúa su salud mental como buena o muy buena. Las personas jóvenes y las mujeres valoran peor su salud mental y dicen sufrir o haber sufrido en mayor medida ataques de ansiedad, depresiones y la cronificación de dichos síntomas, autolesiones o ideaciones suicidas. Actualmente, los datos recogidos según esta organización, el 18,9% de la población consume algún psicofármaco, siendo los ansiolíticos (61,9%) y los antidepresivos (47,2%).
Hoy en día se destina gran parte de la vida al trabajo, siendo la vivencia en él, un factor capaz de influir en nuestro bienestar. En términos generales, el trabajo resulta beneficioso para la salud mental, sin embargo, convivir en determinados entornos laborales, puede llegar a afectar física, mental y emocionalmente. Por eso, es adecuado fomentar la salud mental en el trabajo.
¿Qué hacer para fomentar una buena salud mental en las personas trabajadoras de mi empresa?
Las intervenciones en materia de salud mental deben formar parte de una estrategia integrada de salud y bienestar que abarque la prevención, la detección temprana, el apoyo y la reincorporación al trabajo.
La clave del éxito consiste en implicar a las partes interesadas y al personal de todos los niveles para combatir este problema.
- Valorar la existencia de posibles factores de riesgo psicosociales del entorno laboral y actuar sobre ellos.
- Normalizar la salud mental en la empresa, generando una cultura de aceptación y soporte.
- Organizar jornadas de salud, bienestar y hábitos saludables alimentación, higiene del sueño, actividades agradables, ejercicio, ….
- Promover la conciliación familiar.
- Medidas de flexibilidad en horarios, ritmos, tareas
- Fomentar el apoyo en compañeros, mediante redes de apoyo y orientación al trabajo colaborativo
- Fomentar un estilo de liderazgo saludable.
La salud mental de las personas trabajadoras
Diferencias entre salud mental, bienestar y malestar emocional
La Salud Mental es “un estado de bienestar”, tanto es así que podemos afirmar que no hay salud sin salud mental. El estado de bienestar es aquel que posibilita vivir con calidad, relacionarnos de manera satisfactoria, desempeñar y afrontar los sinsabores de la vida con fortaleza y buena disposición; es el que facilita y hace viable una vida armoniosa y equilibrada.
La salud mental se relaciona con la capacidad para enfrentarse y superar las adversidades de la vida sin perder el equilibrio emocional y se relaciona con aspectos como la autonomía, la adaptación, la autoestima y el sentido de coherencia.
No obstante, no estamos exentos de vivir acontecimientos que perturben nuestro bienestar emocional y nuestro equilibrio en cuanto a salud mental. A lo largo de la vida, múltiples determinantes individuales, sociales y estructurales pueden combinarse para proteger o socavar nuestra salud mental. El malestar emocional puede surgir cuando nos sentimos amenazados de alguna manera y se puede relacionar con la propia persona, su red social, su cultura… Tiene que ver con la forma en que la persona interpreta el mundo. Las preocupaciones cotidianas como: la falta de dinero, problemas con la pareja o con los hijos y en general los diferentes reveses de la vida, pueden producir sensaciones de malestar que no siempre sabemos definir.
Saber identificar los primeros síntomas
Estas sensaciones de malestar se pueden manifestar como: irritación, tristeza, falta de energía, vacío interior entre otros síntomas y hacen que nos sintamos mal, aunque no sepamos muy bien definir por qué.
Los síntomas antes mencionados no son malos en sí mismos y hay ocasiones en que, justamente, lo bueno es sentirlos. Sin embargo, cuando no podemos reconocerlos, ni explicarnos la razón de los mismos y se alargan en el tiempo, puede llevarnos a conductas que generen verdaderos trastornos como: dependencia, ansiedad crónica y depresión entre otros.
Por ello, es beneficioso conocer estos factores, así como la gestión que podemos realizar de ellos para que redunde en nuestro bienestar. Asimismo, la forma en la que gestionamos o vivenciamos esta situación puede derivar en un malestar que nos límite para tener una vida plena, afectando a distintas esferas de nuestra vida.
La auto-observación es el primer paso para poder superarlo, esto nos ayudará a poner nombre a nuestras emociones y de esa forma nos será más fácil gestionarlas
Existe cierta confusión al hablar sobre el tema, ya que normalmente cuesta definir los límites entre el malestar emocional y un trastorno psicológico. La mayoría de los problemas de salud mental, cursan con malestar emocional, pero la presencia aislada de éste no implica la existencia absoluta de la psicopatología.
El malestar emocional se define como una experiencia emocional multifactorial de naturaleza psicológica (cognitiva, conductual, emocional), social y espiritual que puede interferir en la capacidad de afrontar adecuadamente diferentes áreas de la vida de la persona.
El malestar emocional es una experiencia subjetiva que implica que el individuo está presentando afectivamente situaciones cotidianas que le reportan un cierto grado de sufrimiento o preocupación. Esta respuesta afectiva no cogería la intensidad necesaria para satisfacer los criterios diagnósticos, aun así, no implica que no se esté viviendo con inquietud y pesar.
Como cualquier otro problema relacionado con la salud, detectar precozmente los primeros síntomas ayudara a la evolución del problema. En este sentido, la detección y un buen diagnóstico diferencial son imprescindibles para el desarrollo de los problemas relacionados con la salud mental.
Cultivar hábitos saludables para favorecer la salud mental:
Existen ciertos hábitos que ayudan a cultivar una buena salud mental.
- Mantén un diario emocional.
- Realiza ejercicios de relajación (como respiración profunda o visualización) o practica la atención consciente (conocida en inglés como mindfulness), que es un proceso psicológico para prestar atención activamente al momento presente.
- Haz ejercicio y asegúrate de comer alimentos saludables y con regularidad.
- Mantén la misma rutina de sueño y asegúrate de dormir lo suficiente.
- Evita consumir cafeína en exceso, como refrescos o café.
- Identifica tus pensamientos negativos e inútiles y ponte como meta superarlos.
- Comunícate con tus amigos o familiares para que te ayuden a sobrellevar esto de manera positiva.
- Reconoce cuando necesitas más ayuda
Descarga la Guía Básica de Salud Mental para personas trabajadoras
Guía básica del estrés
¿Qué es el estrés?
La vida puede ser estresante. Todas las personas nos sentimos estresadas de vez en cuando.
Puedes sentirte estresado por tu rendimiento, eventos traumáticos (como una pandemia, una catástrofe natural o un acto de violencia), o bien, un cambio importante en tu vida. Todas las personas nos sentimos estresadas de vez en cuando.
El estrés es uno de los principales factores de riesgo que atentan contra nuestra salud, suponiendo un gasto tanto a nivel socioeconómico como a nivel humano que, en ocasiones, además der un factor de riesgo, mantiene otras patologías.
Existen dos formas de responder ante los “estresores”:
- Si la respuesta del individuo ante este estímulo es negativa y le produce angustia, malestar, decimos que padece: DISTRÉS o estrés NEGATIVO
- Si por el contrario la respuesta es positiva y produce bienestar, alegría, etc., se le denominará: EUSTRÉS o estrés POSITIVO. Es un estrés relativamente leve, breve y que permanece bajo control. Nos ayuda y moviliza, de hecho, nuestro rendimiento es mayor cuando estamos ligeramente estresados.
Una definición de estrés sería «un conjunto de relaciones particulares entre la persona y la situación, siendo ésta valorada por la persona como algo que excede sus propios recursos y pone en peligro su bienestar personal». (Lazarus y Folkman).
El afrontamiento es el conjunto de comportamientos (cognitivos y conductuales) activos y voluntarios que tienen como objetivo sobrellevar la situación estresante. Depende de la salud, de las creencias, de la capacidad de resolución de problemas, de las habilidades sociales y del apoyo social.
Los tipos de estrés se clasifican en agudo, agudo episódico y crónico
¿Estrés y/o ansiedad?
La ansiedad es una etiqueta o nombre que se utiliza para describir la respuesta del organismo cuando éste percibe una amenaza. Se manifiesta a través de una serie de síntomas que tienen como finalidad proteger al organismo, tiene una función adaptativa para éste. Cuando los síntomas de ansiedad surgen sin que exista una amenaza real para la persona y se producen en una intensidad excesiva o la duración de dichos síntomas se prolonga en el tiempo, puede llegar a convertirse en un problema para la persona, llegando incluso a limitar o dificultar su vida cotidiana.
ESTRÉS | ANSIEDAD |
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Existe un desencadenante obvio | No hay desencadenante obvio |
La intensidad es soportable | La molestia que genera la ansiedad existe aún sin nuevos estresores. |
Es funcional y nos ayuda a sobrevivir a circunstancias del entorno | La intensidad es casi insoportable |
Está basado en hechos reales y afrontables | No es funcional e interfiere en nuestro desempeño. Puede basarse en la acumulación de situaciones sin resolver. |
Cómo sobrellevar el estrés y la ansiedad
Nuestra recomendación es que cuando identifiques este tipo de síntomas es que no te centres en ellos, ya que lo más probable es que aumenten. Puedes intentar centrar tu atención elementos del entorno en el que te encuentres, hacer alguna técnica de desactivación que permita llevar a tu organismo a niveles de activación tolerables.
Cuando los síntomas hayan descendido puedes intentar explorar qué causa o desencadena en ti una respuesta de estrés o ansiedad, y que estés atento a si esto ocurre de forma puntual o es algo más cronificado.
Pautas para gestionar el estrés
Gestión del tiempo
- Establece unos horarios fijos.
- Gestión de tiempo: planifica y anota la organización de tanto compromisos laborales como personales.
- Aprende a discriminar si las tareas que debes de realizar son importantes vs urgentes. En base a ello, practica delegar tareas, también en priorizar aquello que es importante pero no urgente. Establece prioridades. Aprende a decir no a tareas nuevas.
- Céntrate en lo que vas logrando, no en lo que te queda por hacer.
Vida saludable: física, emocional y afectiva
- Fomenta tu vida social.
- Realiza actividades de ocio y tiempo libre. Puedes tanto hacer actividades que nunca has hecho como comenzar con algún hobby que llevas tiempo queriendo hacer y has pospuesto.
- Realiza ejercicio físico asiduamente. El trabajo de fuerza ejercita una parte de nuestro cerebro llamado hipocampo que es el implicado en trabajar la atención.
- Mantén higiene del sueño
- Evita el consumo de drogas.
- Trata de realizar una dieta equilibrada.
- Técnicas de desactivación de tu organismo (técnica de relajación progresiva de Jacobson, técnica de respiración diafragmática
- Práctica técnica de meditación: se basan en focalizar o concentrarse en frases, movimientos rítmicos e imágenes.
- Si sientes que no puedes sobrellevar el estrés o si está teniendo pensamientos suicidas, acuda a un profesional de la salud emocional.
Consejos útiles para controlar y organizar mejor tu tiempo
Tareas importantes
Empieza el día con aquellas tareas que son más importantes y complejas. Y luego ir haciendo el resto, se harán con más rapidez y ganaremos tiempo al estar ya hechas aquellas más engorrosas y sobre todo prioritarias.
Buena organización en el trabajo
Una buena gestión del tiempo en el ámbito laboral pasa por una excelente organización tanto del trabajo como del ambiente, orden y la relación con los demás.
Fijar objetivos y metas permitirá identificar que es importante y lo que no en la organización diaria y general del trabajo.
Eficacia y eficiencia
Estos conceptos sirven para controlar el tiempo en distintos niveles, también en nuestra vida personal. La eficiencia personal es hacer las cosas bien, pero sin garantizar resultados; la eficacia consiste en hacer lo que realmente hay que hacer. Así, las personas eficaces saben qué hacer en cada momento, cómo llevarlo a cabo, y los resultados a alcanzar.
No interrumpir tareas
Una manera de ser productivos y de medir el tiempo que empleamos para realizar cada tarea es no interrumpirlas. Destinar el tiempo que se ha establecido para esta acción sin que otra se interponga es la mejor manera de gestionarla, así como no dejarlas para más adelante (procrastinación)
Planificar tarea/tiempo
Es bueno realizar un programa de actividades diarias y semanales, además de las mensuales. Establecer prioridades para seguir con los objetivos, metas y tareas fijadas porque dejar al azar una acción solo nos va a lleva a alargarla en el tiempo. La planificación reduce el campo de la incertidumbre.
Delegar
Una buena delegación permite ganar tiempo y bienestar y esto se consigue si otras personas pueden realizar algunas tareas, invirtiendo tiempo en ellas.